LA TRIBU

Palabras

¿Otra vez el país se para por un «miembra», un «jóvenas», un «portavoza», para que se «visibilice a la mujer»?

La portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero EFE
Antonio García Barbeito

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Y ahora, portavoza. Vuelve el mulo a soltar una coz y a quien le dé, que perdone. Cualquier argumento, por pobre y ridículo que sea, es válido para que los medios de comunicación —yo mismo estoy echándole de comer al pájaro con el alpiste de estas letras— dediquen horas y horas, debates y debates a una gilipollez desmedida. ¿Otra vez el país se para por un «miembra», un «jóvenas», un «portavoza», para que se «visibilice a la mujer»? Me encantaría ser mujer por un rato, para que mi expresión tuviera doble fuerza y para gritar lo que como hombre no se entendería bien. Dios santo… Los oímos decir «Unidos-Podemos» y les vale el masculino para unidos, pero no les vale para portavoz. Y sale Pablo Iglesias con su habitual demagogia y dando más rodeos que un autobús circular y, sin obediencia alguna al caso, se inventa el lenguaje, la necesidad de la mujer en la primera línea de la política, el que hay que cambiarlo todo… Me daban ganas de gritarle aquello que ya conté: «¡Te quiés callá…!»

Asco, es lo que siento. ¿Puedo animarme a darles mi voto a quienes predican esa política de chuminás, soslayando problemas principales de los españoles? Se me caería la mano, de vergüenza. Y la cara. Unos españoles que no saben qué hacer para encontrar o afianzar un puesto de trabajo, cómo solucionar una situación familiar con dificultades, tienen que aguantar que gente que cobra una pasta gansa de nuestros impuestos se dediquen a mantener en pie al país por un «portavoza». Y tan penoso como lo que dicen es que encuentren, deseosos de noticias, micrófonos, cámaras, plumas… Estamos engordando al bicho. Y no hay autoridad académica, la elegante cobardía, que salga a poner las cosas en su sitio. Ahora va a resultar que el problema que tenemos en España es un masculino al que hay que feminizar. Iglesias dice que le vale portavoza si ya le valen médica y presidenta. ¿Por qué, en la misma medida, no dice «que pase la siguienta»? Por esta gente, las modelos serían modelas; las mujeres paradigmáticas, ejemplas, y los nombres propios femeninos, si Socorro, Socorra; si Rosario, Rosaria; si Consuelo, Consuela; si Martirio, Martiria… Si es con su dinero y su tiempo, que hagan lo que quieran. Pero que todo este chuleo de jugar sin gracia y sin acierto con el lenguaje sea por cuenta del contribuyente, tiene cojones. Claro, tener segura la pasta, trabajes o hagas el payaso, tranquiliza mucho. Como se decía antes y no pasaba nada: «Una zoleta y una estacá con cuchillos les daba yo a estos y ya verás cómo se les quitaban las ganas de cachondearse de nosotros…» Aunque se formara el pollo. O la polla.

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