Las malas noticias

La ciudad de Cádiz está gafada o, al menos, es lo que insinúa el equipo de Gobierno municipal. El concejal de Hacienda, David Navarro, comentó ayer que la capital necesita con urgencia de buenas noticias y exportar con ello una imagen de mejoría. El varapalo de los fondos Edusi, que deja a la capital sin quince millones de euros de inversión, ha sido un jarro de agua fría para las aspiraciones del equipo de Gobierno local. El Ministerio de Hacienda ha rechazado la oferta presentada por el consistorio gaditano con cargo a estas ayudas europeas. Toca saber dónde ha fallado el Gobierno local a la hora de redactar unos proyectos que, pese a las necesidades sociolaborales que arrastra Cádiz, no han convencido a los técnicos.

El edil Navarro reivindica buenas noticias, sin embargo, para exportar alegrías es necesario antes hacer los deberes y abonar el terreno, justo lo contrario de lo que ha ocurrido en la ciudad durante los últimos doce meses. Desde que el equipo de Podemos se hizo con el poder en San Juan de Dios, gracias al apoyo del PSOE, la ciudad de Cádiz ha sido foco de noticias negativas, protagonizadas en su mayoría por los propios ediles del equipo de Gobierno. Días después de que José María González tomara posesión del cargo como alcalde de la ciudad tuvo lugar una imagen insólita que dio la vuelta en todas las cadenas de televisión. Kichi y algunos compañeros de su Gobierno se enfrentaban a la Policía para evitar un desalojo.

La Justicia impuso su ley por encima de la política y el alcalde dio marcha atrás a este tipo de actuaciones callejeras. Igualmente, el regidor salió en defensa de la venta ambulante en lugar de defender la actuación policial en la lucha contra esta práctica ilegal. Poco a poco, la imagen de la ciudad se ha ido deteriorando en distintos foros, salvada solo por los efectos del Carnaval y el turismo. Si el equipo de Gobierno quiere que Cádiz sea un hervidero de buenas noticias es necesario antes que las favorezca. No es lógico que los plenos se hayan convertido en un espectáculo, donde el alcalde es incapaz de controlar las protestas vecinales porque, entre otras cosas, no cumple con las promesas que hizo durante la campaña electoral. La imagen que exporta Cádiz es la que se ha ganado a pulso el equipo de Gobierno local con las acciones que fomenta y desarrolla.