Hay que seguir

El revés en el TC no debe frenar el intento de reponer la legalidad en la escuela catalana

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El TC desautorizó el miércoles un intento del exministro Wert de ofrecer enseñanza en español a los padres catalanes que lo deseasen. Los separatistas descorcharon cava al conocer el fallo. Supone un jarro de agua fría para la inmensa mayoría de los españoles, porque llega cuando el Gobierno había anunciado que intentaría reponer la legalidad para que se cumpla el derecho a estudiar en castellano, exigido en varias sentencias que el poder separatista catalán se ha fumado impunemente (ante la abulia lacerante de los poderes del Estado). La fórmula que había arbitrado Wert era abonar 6.000 euros de subvención para que el alumno afectado pudiese estudiar en centros privados con el castellano como lengua vehicular. Pero el TC estima que esa vía vulnera las competencias autonómicas. Como vivimos en un país donde todo se cuenta a brochazos, epidérmicamente, el separatismo ha logrado dar a entender que el fallo del Constitucional consagra el modelo actual de «inmersión», ese que acogota al castellano en las aulas. No es cierto. Lo único que ha dicho el TC es que la vía elegida por Wert no cabe en nuestra Constitución.

Al hilo de este debate surgen en paralelo dos preguntillas insidiosas. La primera: ¿Cómo es que el superequipo de eminencias jurídicas que capitanea la vicepresidenta, una política cuyo fuerte son precisamente los intríngulis administrativos, no detectó que lo que presentaba Wert podía ser inconstitucional? Segunda cuestión: ¿Cómo es que el principal autor de la chapuza, el señor Wert, fue premiado tras cesar como ministro con la canonjía de embajador ante la OCDE en París , que él mismo solicitó a Rajoy invocando motivos sentimentales? No se preocupen. Nadie contestará.

Pero lo que no debería quedar sin respuesta es la flagrante ilegalidad que se registra en Cataluña. A pesar de las reiteradas advertencias judiciales, el español, el idioma más hablado allí y perfectamente oficial, continúa pisoteado de facto en los colegios. Ayer el Gobierno afirmó que no se apeará de la defensa del castellano. Bien está. Pero fueron declaraciones a vuelapluma, casi rituales, sin énfasis. ¿Cuesta tanto que el presidente comparezca para proclamar ante la nación que es una meta absolutamente irrenunciable de su Gobierno acabar con la persecución del español en Cataluña y que luchará para ponerle fin cuanto antes? ¿ Complicado ? ¿Un lío? Todo es difícil, hasta hacerse bien unos espaguetis a la boloñesa. Pero si ni te molestas en abrir la olla es seguro que nunca lo lograrás. El Gobierno debe recalcar sonoramente que no arriará la bandera del español pese al fallo puntual del TC , derivado del entusiasmo torpón de Wert (quien a estas horas ya debería estar volviendo del spa parisino). Si el Gobierno se dedica a tentarse la ropa, la causa del español la enarbolará Rivera (y luego vendrá el habitual asombro ante el crecimiento de Ciudadanos en las encuestas). El mayor partido de España no puede basarse tan solo en la gestión aseada; que a veces al final ni siquiera es tan aseada, como en el caso que nos ocupa, que acabó en sonrojo en el TC y algarabía de sediciosos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación