Editorial ABC

Sacar adelante los presupuestos

Ni el PP puede conformarse con ir tirando de parches ni la oposición eludir su responsabilidad de negociar el diseño de las cuentas públicas

Cristóbal Montoro EFE

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La crisis política que desataron los separatistas catalanes y la pugna electoral que protagonizan los diferentes partidos con vistas a los próximos comicios se están materializando en un nuevo bloqueo presupuestario que no beneficia en nada a los españoles. Ante esta situación, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, avanzó el pasado miércoles que, en caso de no recabar los apoyos necesarios antes de abril, el Gobierno podría prorrogar por segunda vez los Presupuestos Generales del Estado, resignándose así a no actualizar las cuentas públicas hasta 2020, coincidiendo con el fin de la legislatura. Sin embargo, si bien esta vía puede servir de alternativa, desde luego no es la manera más conveniente de gobernar. De hecho, la ausencia de proyecto presupuestario amenaza con generar problemas a diversos colectivos, al tiempo que supondría un obstáculo más para la buena marcha de la recuperación económica.

Es fundamental sacar adelante los Presupuestos, ya que, en primer lugar, esta ley no solo constituye la esencia de un Gobierno, sino que determina toda su estrategia de acción, fijando tanto las prioridades a ejecutar como la orientación última de su política económica y social. El diseño de las cuentas públicas es el eje sobre el que pivota el Ejecutivo y, por tanto, ni puede ni debe renunciar a él. En segundo lugar, porque los Presupuesto contienen un gran número de medidas y acciones concretas en diferentes ámbitos, desde infraestructuras y Defensa hasta prestaciones públicas, cuya realización quedarían paralizadas. Como consecuencia de la prórroga presupuestaria, el Ejecutivo tendría que hacer uso de varios reales decretos para poner en marcha ciertas decisiones de calado, como la subida salarial a los funcionarios o los más de 4.000 millones de euros extra comprometidos con las autonomías en el presente año, pero su puesta en marcha, además de retrasarse, tendría que contar, igualmente, con el visto bueno del Congreso, pudiendo surgir nuevos cambios y sobresaltos. Aunque lo más grave es que la necesaria actualización de otras muchas políticas quedaría en suspenso por tiempo indefinido, con todo lo que ello implica para el correcto funcionamiento del Estado y la buena marcha del país.

Y todo ello sin contar que es preciso mantener la senda de reducción del déficit para el cumplimiento de los objetivos de Bruselas o que la falta de Presupuestos dañaría la imagen exterior de España, puesto que proyectaría una estampa de inestabilidad política que, de mantenerse, acabaría perjudicando al crecimiento del PIB. Ni el PP puede conformarse con ir tirando de parches en lo que resta de legislatura ni la oposición eludir su responsabilidad a la hora de negociar el nuevo diseño de las cuentas públicas. Unos y otros deben aparcar sus intereses partidistas y dejar sus diferencias a un lado para desbloquear esta situación y pactar unos Presupuestos con los que reactivar el país.

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