Jaime Gonzalez

Despacito

El presidente de la Asociación de Editores de Libros de Texto ha alertado sobre las presiones territoriales a las que se ven sometidos por parte de las autonomías

Jaime Gonzalez
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En el libro de Ciencias Sociales de segundo de ESO publicado por la editorial Eumo podía leerse: "El acatamiento del marco constitucional vigente no significa la renuncia del pueblo catalán a la autodeterminación"; el capítulo VII del libro "Marca", también de segundo de ESO y publicado por la editorial Vicens-Vives, dedicaba un tema completo a los "Orígenes de Cataluña como Estado"; el libro de cuarto de Primaria de Conocimiento del Medio de la editorial Baula explicaba el Descubrimiento de América sin citar a Cristóbal Colón ni a los Reyes Católicos, pero el de tercero de Primaria le dedicaba un apartado a Rafael de Casanova que servía de enganche a los autores para abordar, de aquella manera, la Guerra de Sucesión de 1714.

El presidente de la Asociación de Editores de Libros de Texto ha alertado sobre las presiones territoriales a las que se ven sometidos por parte de las autonomías. No lo dudo, pero convendrá conmigo el señor José Moyano que algunas editoriales se dejan someter con gusto y contribuyen con delectación al adoctrinamiento ideológico. Son el brazo indocto de los nacionalismos, especialmente el catalán, y han hecho de la tergiversación una fuente de negocio. Al exministro José Ignacio Wert le montaron la mundial por pretender "españolizar" España, pero en Barcelona, por ejemplo, la idea que se transmite al alumno es que Cataluña tiene derecho a ser un estado independiente, que su situación actual es transitoria y que está expoliada económicamente. Tal como están las cosas, o "españolizamos" o nos "desespañolizan", porque el sesgo nacionalista de los libros de texto de los alumnos catalanes es directamente proporcional al complejo patriótico que destilan los libros de texto de los alumnos de otras comunidades, a los que se les ofrece una visión del mundo que va de lo planetario a lo local y pasa de soslayo sobre España, víctima de ese cateto "regionalcentrismo" que ha fagocitado hasta la náusea el concepto de identidad nacional.

Los editores de libros de texto hacen bien en reclamar un marco de contenidos comunes, pero la reivindicación llega tarde. Como esto ya no se arregla por consenso, habrá que "españolizar" despacito, como Luis Fonsi. Empecemos lento, después salvaje. Pasito a pasito, suave suavecito…

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