Tenemos el parque automovilístico más antiguo de los principales mercados de Europa

Los últimos datos sobre las ventas de automóviles en España son esperanzadores. Entre enero y noviembre de 2014 se matricularon 781.868 vehículos, 120.000 más que hace un año. Unos síntomas que hacen prever un 2015 más favorable pero todavía muy lejos de las cifras del resto de Europa. Según las patronales del sector, el ratio de ventas se sitúa entre los 35 y 40 vehículos por cada 1.000 habitantes, mientras que en España apenas se llega a la cifra de 15.

Poco tiene que ver la cifra de ventas con la situación de las carreteras, saturadas de coches cada vez que se inician unas vacaciones o tenemos un puente por delante. Seguimos utilizando el coche para nuestros desplazamientos, pero no lo renovamos.

Esta puede ser la conclusión al analizar los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), que establece que la media de edad de los vehículos de nuestro país está por encima de los 11 años.

Y esta media sigue subiendo. En la actualidad más de once millones de conductores en España manejan vehículos que tienen más de 10 años de edad, una cifra que sitúa a España como el país con el parque automovilístico más antiguo de los cinco mercados principales de Europa (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España).

Según FACONAUTO (Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción) con fecha del 1 de enero de 2014, la edad media del parque era de 9,9 años, algo más que en la misma fecha de 2013, cuando alcanzaba los 9,4. Desde el comienzo de la crisis, el parque está estancado en torno a los 20 millones de vehículos. Concretamente en 2014 se sitúa en 19,82 millones, el 0,7% menos que el año anterior.

Otro dato muy significativo sobre la edad del parque: el 46% de los vehículos que circula en España tiene más de 10 años. En dos años, este porcentaje llegará al 50%, es decir, la mitad del parque. Esta realidad condiciona el comportamiento de los conductores a la hora de acudir al taller, porque estos coches más viejos se utilizan menos y este perfil de usuario busca opciones más económicas para mantenerlos.

Este envejecimiento del parque provoca que, de media, el vehículo tenga una media en su contador de 126.110 kilómetros recorridos, frente a los 122.400 que registraba en 2013. En este sentido, el kilometraje medio anual alcanzó los 12.000 kilómetros en 2013, frente a los 12.358 del año anterior.

Las cifras son muy similares según GANVAM (Asociación Nacional de vendedores de Vehículos a Motor), desde donde nos cuentan que por nivel de motorización y renta «per cápita» en España tendríamos que haber alcanzado este año la cira de 1.200.000 vehículos vendidos, cuando en realidad nos vamos a quedar en 860.000. Todo ello consecuencia de la crisis, porque «aunque las ventas se han incrementado este año respecto a 2013, todavía estamos en niveles muy inferiores respecto a las cifras que se registraban antes de la crisis».

Esto se traduce, según GANVAM en que «se han dejado de vender en España 3 millones de automóviles en los últimos seis años» y además aparte de tener un parque cada vez más viejo también se nota que «cada vez se repara menos».

Este déficit de matriculaciones es, según los responsables de GANVAM, producto de la crisis, si bien la puesta en marcha de los planes de incentivo –ayudas al comprador y no al vendedor- han permitido «insuflar la confianza suficiente para ir poco a poco apuntalando el mercado sobre todo en el canal de particulares, los principales beneficiarios de estas ayudas».

Por tanto, la recuperación del mercado está ligada a la continuidad del plan al menos hasta que las mejoras de los indicadores macroeconómicos se trasladen a la economía doméstica y el crédito comience a fluir realmente. Desde la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor entienden que no es necesaria la existencia de un sector permanentemente incentivado ««porque son un sector corcho, es decir, que si la economía va bien, las ventas también. Lo que pide es que se mantengan las ayudas hasta que la economía se normalice y bajen las elevadas garantías que todavía se exigen para acceder a un crédito». Será entonces cuando esa bolsa retenida de dos millones de ventas comience a aflorar lentamente.

Las principales consecuencias de la presencia de un parque tan envejecido son las relacionadas con la seguridad y el medio ambiente. Según un estudio de Race y Bosch, la posibilidad de fallecer en un accidente de tráfico se triplica en los coches de más de 10 años. Y además un vehículo nuevo consume un 30% menos de combustible y emite un 95% menos de partículas que uno antiguo.

Destaca además el auge de vehículos «mileuristas», que tienen más de 10 años y que se compran-venden normalmente entre particulares. Son vehículos que, por las razones que sea, no se han «achatarrado» a través de los planes PIVE, y entre los más buscados en el mercado de segunda mano por personas que necesitan un vehículo pero que por razones económicas derivadas de la crisis no disponen de un presupuesto mayor.

Al contrario de lo que se podría pensar, este tipo de coches son los que menos acuden al taller, y por tanto los que están detrás de la pérdida de trabajo e ingresos del sector de la posventa, según el estudio realizado por Audatex a partir de más de 4.2 millones de siniestros. Este informe demuestra también que la caída en la facturación va unida al descenso en las reparaciones.

Otro de los aspectos destacados en el estudio es que a mayor cantidad de vehículos de más de 10 años, mayor es el número de reparaciones de importe bajo, es decir, inferior a los 1.200 euros. Este tipo de reparación representa el 73% de total pero son las menos rentables para los talleres. Y por supuesto, un vehículo antiguo en el que se escatiman las reparaciones es potencialmente mucho más peligroso e inseguro en la carretera.

El envejecimiento del parque automovilístico tiene también sus consecuencias en el seguro. Según el informe anual de ARVAL La totalidad de los vehículos con menos de dos años están cubiertos por la garantía del fabricante, porcentaje que se reduce conforme avanza la vida del automóvil. Esta tendencia es más acusada en el parque de particulares, fundamentalmente entre los dos y los tres años de antigüedad del vehículo. Al alcanzar el lustro de antigüedad, únicamente el 3,9% de los particulares tienen las averías cubiertas por la casa suministradora, frente al 8% de la flota empresarial.

Además, según el Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) de Arval, el 72,6% de los conductores particulares tienen contratado un seguro a terceros en 2014, mientras que en 2012 se situaba en el 66,8%.

La modalidad de terceros viene a ser la cobertura de seguro elegida de forma mayoritaria por los particulares (72,6%), mientras que en los vehículos corporativos dicho seguro es el elegido para el 59,4%. El seguro a todo riesgo con o sin franquicia se mueve en bandas similares en sus respectivos segmentos, con mayor aceptación en el parque de empresa.

Otro dato que destaca el informe de Arval es que la rebaja de coberturas en las pólizas ha repercutido directamente en el volumen de reparaciones en los talleres, que ha caído un 23% durante los tres últimos años, porque «por definición, un coche viejo se repara menos que uno nuevo».