Valentino Rossi, un romántico del riesgo

Talento, ambición, riesgo y perseverancia son características inherentes a la figura del histriónico Valentino Rossi, casado por conveniencia desde 2011 con otro clásico como Ducati en un matrimonio que hizo enloquecer a los románticos italianos pero terminó en fracaso y con la vuelta del mito a Yamaha, donde coincidirá con un viejo enemigo como Jorge Lorenzo, aunque su relación es ahora mucho menos tirante. Este depredador de las dos ruedas ansía un décimo título mundial y desbancar en lo más alto del podio al balear, al que despreciaba y llegó a acusar de caer antipático a todo el mundo.

El ‘Doctor', 'Valentinik' o 'Rossifumi' -los diferentes motes que le adornan son fruto de sus ocurrencias- podría haberse retirado hace tiempo como el mejor piloto de todos los tiempos, ya que ha ganado campeonatos en todas las categorías, pero su afán no tiene límites. El motor le apasiona. Ha corrido en karts, ha participado incluso en el Mundial de Rallies con Peugeot, Subaru y Ford y sus flirteos con Ferrari estuvieron a punto de que lo dejara todo sugerente Fórmula 1. "Ya es demasiado tarde para dar el paso", confesó antes de arrancar la temporada 2011.

El sol y la luna, símbolos que luce en sus numerosos cascos de diseño, representan las dos caras de su contradictoria personalidad. En todo caso, el motociclismo moderno no podría entenderse sin la figura de Rossi, el campeón de Urbino, el tipo que se marchó a Londres y regresó a Italia después de que el fisco le reclamase 30 millones de euros por sus ganancias y casi cinco más por evasión fiscal. Tipo emblemático este transalpino que presume de tener más podios, ‘poles’, puntos y números de victorias que nadie.

El 'bambino' Rossi aprendió de su padre, Graziano (célebre piloto de los setenta) a manejar todo tipo de vehículos de motor desde su infancia. Los karts y las mini-motos fueron sus primeros campos de pruebas todos los domingos, mientras su progenitor pilotaba una Honda en los circuitos españoles.

La decisión de abrazar el motociclismo como carrera profesional se fraguó cuando con doce años montó por primera vez una moto oficial: una Aprilia. Inició sus primeras carreras con otros pilotos mayores que él, pero de manera paulatina fue ganando experiencia y pruebas en Europa.

Llegó su momento clave con 16 años, cuando formalizó su inscripción en el mundial de motociclismo con una Aprilia. Debutó en 125 c.c. fruto de los consejos de Gianpero Sacchi con resultados discretos en el global pero con buenas carreras en los trazados europeos que ya conocía. Rossi demostró su talento con su primera victoria como profesional (Brno) y en su segundo año arrolló a sus rivales (once victorias) con una Aprilia oficial para conseguir el campeonato mundial.

Su paso al cuarto de litro se formalizó también con la marca italiana, aunque en este caso con Loris Capirossi como ejemplo a seguir. La superioridad de las Aprilia permitió a Rossi competir con los mejores, pero varios errores le relegaron al subcampeonato. Un año después tuvo que superar un mal inicio para enseñar su capacidad en las remontadas, ganar nueve grandes premios y coronarse como campeón de 250 c.c.

El paso a la siguiente categoría vino de la mano de Honda, en el equipo de Michael Doohan. A pesar de su inexperiencia, volvió a sorprender con su enorme calidad con un segundo puesto final en la clasificación como tarjeta de presentación para un debutante. Con una nueva moto de Honda en 2001 ganó su primer campeonato en la máxima categoría, la última que se disputaría bajo la denominación de 500 c.c. La introducción de las motos de cuatro tiempos bajo la denominación de MotoGP tampoco le frenó. Celebró la primera de sus cuatro coronas consecutivas. 'Il Dottore' agrandaba su leyenda. Demostró osadía con su cambio a Yamaha cuando Honda era hegemónica.

Tras dos títulos con Yamaha, se rompió su racha triunfal en 2006 por sus problemas de neumáticos y el cambio de la reglamentación de 2007. No soportaba ser segundón y se empleó a fondo para batirse en duelo con Casey Stoner y Jorge Lorenzo y salir por la puerta grande en 2008 y 2009, respectivamente. Las lesiones y el balear le frenaron en seco. Pasó a ser solo uno más sobre el asfalto, ya no el mejor ¿Le llegó al fin el declive? Los viejos rockeros nunca mueren. Yamaha vuelve a confiar ciegamente en él.