Jorge Lorenzo, el secreto está en la cabeza

Lo puede decir bien claro. Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 4-5-1987) es un "self made man". Un campeón hecho a sí mismo. Un autodidacta. Ha crecido solo. Se ha hecho fuerte en solitario. Su padre, Chicho, le endureció de pequeño para que se hiciera aguerrido. Le dirigió su camino desde niño para que se convirtiera en un piloto del Mundial. Después, la separación de sus padres le hizo todavía más duro en la vida extradeportiva. Si hubiera sido un chico débil, podría haber terminado muy mal. Pero el mallorquín era muy fuerte mentalmente, gracias a la seguridad adquirida en la pista desde los cinco añitos, compitiendo con chicos mayores que él. Y venciéndoles. Esa ambición de ganar le transformó en un roca, dentro y fuera del deporte, en la competición y en la vida. Se convirtió en un muro de fuerza psicológica.

Tras su etapa en la cilindrada de 125, en la que se curtió, ganó dos Mundiales consecutivos de 250 centímetros cúbicos y en 2008 saltó a la cilindrada absoluta. Su preparación para el estreno al más alto nivel fue sensacional, fulgurante. Quería sorprender a Rossi desde el primer día. A fe que lo consiguió.

Jorge superó a VR46 en el inicio de aquel campeonato. El italiano tuvo que reaccionar y apretar los dientes. El español incluso se rompió los tobillos para destronar a su enemigo. Corrió nada más operarse, sin descanso, con las muletas al borde de la Yamaha. Y siguió dando guerra a Valentino. Ese era Lorenzo. Un piloto potente, valiente. El primero que calló al viejo rey diciéndole que a él no le iba a amilanar con declaraciones y ataques psicológicos, como hizo con Biaggi y Gibernau. En efecto, las respuestas secas, cortantes, del balear silenciaron a su compañero de equipo, que le hacía la vida imposible. "Vale" se encontró con la horma de su zapato. Ha sido su horma desde entonces. Para siempre. Rossi se adjudicó los Mundiales de 2008 y 2009 con Lorenzo como mosca cojonera. Pero el hijo de Chicho fue subcampeón en 2009 siendo más rápido que el veterano emperador de la moto. Dejó mejores cronos en la mayoría de los circuitos. En Yamaha lo sabían. Fue el ímpetu de Jorge en algunas carreras el que le tiró por los suelos y le privó de aquella corona. No volvió a repetirse.

En 2010, el español fue el mejor por velocidad y por sabiduría. No entró al trapo de Valentino. Supo ganar cuando debía y ser segundo y tercero cuando la clasificación del campeonato aconsejaba asegurar puntos. Arrolló. Acabó con el trono del bambino de Urbino, que se marchó de Yamaha al ver que la fábrica aumentaba la ficha del mallorquín a costa de su contrato. El italiano no soportó la realidad. Jorge había matado deportivamente a un mito. Se adjudicó su primer título de MotoGP. Empataba con Crivillé en el historial nacional.

Tuvo que esperar dos años más para erigirse en el mejor piloto español de la historia. Y eso es mucho decir, porque Ángel Nieto hizo grande al motociclismo español con sus trece títulos (perdón, Ángel) y sus noventa grandes premios ganados. Lorenzo se hizo merecedor a esa consideración cuando conquistó el segundo Mundial de MotoGP de su palmarés, el tercero de la historia de España, en noviembre de 2012. Esas dos coronas en las cilindrada absoluta superan todo el balance triunal de Nieto en las categorías de 125, 80 y 50 centímetros , que es enorme. Jorge ha roto los límites porque se ha transformado en un excelso campeón al más alto nivel. ¿Dónde está el secreto de este chico?

En su cabeza. En su fuerza mental. Intenta que no le afecte nada. No se deja influir por los ataques dialécticos. Rossi ya vio que con él no dan resultado. Conoce el paño. El número 99 solo cree en su capacidad de triunfar. Su confianza en sí mismo es insuperable. Eso le da una moral indestructible. Sabe que si hace las cosas bien es difícil que alguien le venza. Stoner era superior a todos técnicamente, un talento sobre la moto, un genio, pero el australiano perdía fuelle en cuanto fallaba en alguna carrera. No encajaba bien las críticas ajenas. Estaba muy pendiente de ellas y le afectaban. Jorge no. Sabe que esas estrategias solo hacen mella en los débiles. El triunfo en el Mundial 2012 es el mejor ejemplo de esa dureza. Tuvo que aguantar los envites de Pedrosa y de la Honda, una máquiina superior. Y se apuntó el título con siete victorias y acumulando segundos puestos. Evitando las caídas por encima de todas las cosas. Soportar esa tensión durante toda una temporada tiene un mérito grandioso. Se mantuvo impertérrito ante el ataque constante de Dani. Esa seguridad de Jorge influyó en la de Pedrosa, que al final se precipitó en el Gran Premio de Australia y dejó la corona en manos de su compatriota. Fue la victoria de la constancia.

Ahora, la historia se repite. Jorge y Dani son los favoritos. Márquez y Rossi meterán baza. El mallorquín mantendrá su estrategia de sumar puntos y no tirar nunca la toalla. Esa fuerza mental es un grado.