La mayor sorpresa es que no la hubo. Es la paradoja que mejor define a la MotoGP en su nueva andadura. En los dos días de rodaje -jueves y viernes- de los entrenamientos libres nadie destacó por encima del resto. A pesar de que siempre se espera a algún anónimo que dé emoción, ningún extraño se coló entre los favoritos para el Gran Premio de Catar. Porque a nadie puede asombrar el desparpajo de Marc Márquez, por ejemplo. O la buena sintonía entre Jorge Lorenzo y Valentino Rossi. Quizá sí decepcionó Dani Pedrosa, a la sombra de su compatriota en el box, que quedó sexto.
El jueves los directivos de equipo decidieron que había que ir con el freno presionado, porque todos tienen algo que esconder siempre. Este viernes no fue distinto. Las prácticas segunda y tercera de la categoría reina significaron una simple puesta en escena. De todo ello se aprovechó el inglés Crutchlow, con un tercer puesto, resultado inesperado para él. Si bien es cierto que con la nueva normativa ahora tienen un poco más de importancia con respecto a otros años, la realidad es que todo fue pura parafernalia, que diría un crítico del teatro.
Los aficionados que se dieron cita en el circuito de Losail pudieron disfrutar del ruido que hace la nueva Honda de Pedrosa o cómo el trabajo conjunto de Lorenzo y Rossi con la M1 parece que ha dado sus frutos, acallando opiniones de expertos agoreros sobre el tándem italo-español. El mallorquín quedó segundo, a una milésima de Márquez, colocándose como el más rápido de las Yamaha. El italiano, cuarto, aún busca sensaciones. De momento el prólogo de estos dos corredores ha sido positivo y esa novela que se escribirá en Yamaha durante todo el campeonato tiene su primer capítulo este sábado, «donde ya comenzará lo serio», según reconoce Lorenzo sin inmutarse. Fue el primero en matizar que lo vivido en el segundo día catarí no fue más que un aperitivo. Nadie quiere rezagarse y defraudar a su público.
Para Márquez no es una opción quedarse al margen. Es debutante en MotoGP, pero con un currículum a su espalda que muchos veteranos ya quisieran. Por aquello de ser el novato, quizá, no siguió la estrategia de esconderse que sí hicieron sus compatriotas y rivales. Él fue a lo suyo, a lo que mejor sabe hacer. No es otra cosa que soltar embrague y sentir que la pista es suya. Bien es cierto que le costó. En los segundos libres se le notó el peso de la nueva cilindrada que lleva bajo sus piernas. El nerviosismo jugó en su contra en alguna que otra salida de pista, por lo que esperó a las últimas vueltas en la FP2 para soltarse y terminar de confirmar su puesta a punto en la FP3 con un primer puesto en los libres para ser el más rápido.
El de Cervera dio una primera lección de humildad. Pero lo importante comienza este sábado. La clasificación dará pistas de cómo se desarrollará el Mundial. Ahí se verá lo que de verdad hay detrás del equipo Repsol o si esa pareja de baile italiana e hispana en la escudería japonesa azulada es ciertamente tan poco recelosa como se quiere hacer creer.
La lluvia perjudica a Espargaró
Con Marc Márquez en el apogeo de su carrera, para la Moto2 solo queda un nombre propio. No es otro que Pol Espargaró, subcampeón el año pasado tras su amigo y que ve cómo en un futuro próximo él puede ser el siguiente en dar el salto. Pero antes debe demostrar quién manda en el medio litro y en los libres todavía no ha dado pistas de que las apuestas tengan que encaminarse hacia su persona. Perjudicado por la lluvia que arreció a falta de veinte minutos, se salió de la pista cuando marcaba el mejor tiempo. Acabó rodando por la gravilla y mientras lo hacía comprobó que su máximo rival, el nipón Nakagami, lo superaba por tan solo 85 milésimas. Mejor le fue a su compañero en la escudería Pons 40 HP, ‘Tito’ Rabat. Cuarto a menos de un segundo del asiático de Italtrans y solo superado por el británico Redding, quien maquilló sus resultados en esta precuela del Gran Premio de Catar.
Condicionados por un leve aguacero a mitad de la carrera, las gratas sorpresas llegaron en Moto3. Aunque la bandera roja estuvo cerca de ser sacada por los jueces, ya que no se puede correr lloviendo en la nocturnidad del desierto, finalmente se pudo disfrutar de un gran espectáculo a cargo de Luis Salom y Álex Rins. Primero y segundo, respectivamente, fueron los únicos que lograron entrar en el duro rodaje marcado por el alemán Folger desde el inicio. El germano acabó sucumbiendo en la tercera práctica por menos de medio segundo.
