Juan Carlos Aguilar, durante la segunda jornada del juicio
Juan Carlos Aguilar, durante la segunda jornada del juicio - efe

El «falso shaolín» dijo a los ertzainas que un tumor le causaba un estado de «borrachera permanente»

El agente instructor de las diligencias declara en la segunda jornada del juicio a Juan Carlos Aguilar

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Segunda jornada del juicio en Bilbao a Juan Carlos Aguilar, el «falso monje shaolín», que el pasado viernes reconoció los asesinatos con alevosía de Yenny Rebollo y Maureen Ada Otuya en 2013, pero negó el cargo de ensañamiento en el caso de la primera víctima. Este lunes, en la Audiencia Provincial de Vizcaya, turno en primer lugar para el ertzaina instructor de las diligencias, quien explicó que el acusado aseguró a los agentes que le detuvieron que se encontraba «como en un estado de borrachera permanente», pero no debido al alcohol, sino a un supuesto tumor que padecía. Esta condición le llevaba a sufrir «flashes» y lagunas de memoria, afirmó.

El agente relató que el día 2 de junio de 2013, tras el arresto de Aguilar, los ertzainas hallaron en su gimnasio el cuerpo de Ada Otuya «todavía con vida, ensangrentado y con bridas y cuerdas alrededor del cuello», semitapado con unas telas.

La joven nigeriana falleció tres días después tras ser hospitalizada en coma. Además, encontraron ocho bolsas «con restos cadavéricos», una de ellas en un falso techo, que contenían «una mandíbula y cara destrozadas», así como «una mano sin índice y una pelvis».

El 3 de junio, en el domicilio del falso shaolín, descubrieron otra bolsa en el balcón, y en su interior «una mano, un cuello y un brazo» que resultaron corresponder a Yenni Rebollo, la víctima de origen colombiano. Los ertzainas que participaron en el operativo también descubrieron fotografías de la misma víctima «sentada y atada», aunque todavía con vida y otras posteriores, nueve horas después, ya muerta, desatada y con la cara la cara amoratada. Aparecieron otras imágenes de otra mujer «con la que mantenía relaciones», con los ojos cubiertos, y el cuerpo de Janny Rebollo al fondo.

Según el ertzaina instructor, existen numerosos vídeos y fotografías de mujeres semiiconscientes, con ropa erótica, que luego fueron localizadas. Alguna de ellas fueron sometidas a «vejaciones y malos tratos» y, a una en concreto, «la miccionó y golpeó», sobre todo «en los pechos». Cuando los policías procedieron a su arresto, Juan Carlos Aguilar se escudó en un «estado de borrachera permanente» que venía sufriendo en los últimos días, causado por un tumor que supuestamente padecía. En total, fueron siete agentes los que prestaron declaración.

«Angustia en la cara»

También declaró en esta segunda jornada de juicio la testigo que posibilitó que se destaparan los dos asesinatos admitidos por el «falso shaolín. Protegida por un biombo, relato cómo el 2 de junio de 2013 transitaba por una calle de Bilbao cuando oyó gritos de socorro y vio a una mujer de color «con la angustia en la cara» tras el cristal de la puerta de un local. «Entonces vi a un hombre que la arrastró hacia dentro; en ese momento no había nadie más en la calle y llamé al 112», añadió.

Al cabo de pocos minutos llegaron varias patrullas de la Ertzaintza que intentaron sin éxito que les abrieran la puerta. Los agentes tuvieron que forzar una verja y tres cerrojos para conseguir acceder al interior del gimnasio del acusado. Una vez dentro se encontraron con Aguilar, sudado y con el torso desnudo, con aspecto «tranquilo», y «escondida» bajo una lona localizaron a Ada Otuya.

El acusado había contactado doce horas antes con ella y desde entonces la mantenía retenida en el gimnasio. Solo en un momento dado pudo escabullirse y pedir socorro. La Fiscalía califica estos hechos como dos delitos de asesinato con alevosía por los que pide un total de 40 años de cárcel, mientras que las acusaciones particulares y populares aprecian el agravante de ensañamiento y piden 45 años de prisión.

En un auto fechado hoy, la Audiencia de Vizcaya acordó prorrogar dos años más la prisión provisional de Juan Carlos Aguilar ante la gravedad de los delitos de asesinato que se le imputan y para evitar el riesgo de fuga.

Otras posibles víctimas

Antes del arranque de esta segunda jornada de juicio en la Audiencia Provincial de Vizcaya, Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la asociación Clara Campoamor -que ejerce la acusación popular- insistió en reclamar que «se busque» a «más mujeres» que aparecen en varias fotografías requisadas a Aguilar.

Según Blanca Estrella Ruiz, resultaría fundamental para saber «si están vivas» o han podido ser otras víctimas del falso shaolín. «Yo las quería ver hoy, y desde luego, no las hemos visto», ha lamentado.

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