LONDRES 2012
El velocista francés, Cristophe Lemaitre. / AFP
El velocista francés Christophe Lemaitre, de 22 años, afronta sus primeros Juegos Olímpicos con la ambición de dar lo máximo de sí mismo, aunque consciente de que la misión es muy complicada ante las estrellas jamaicanas y estadounidenses del sprint.
Lemaitre no ha tenido un 2012 especialmente brillante, pese a su victoria este julio en Crystal Palace, y algunos consideran que este no es su momento y que si tiene que pensar en una cita olímpica debería ser la de Rio de Janeiro en 2016, donde en principio llegaría con más opciones por su madurez física.
Pero él permanece ajeno a estas estimaciones, como cuando le llamaban "el Bolt blanco", y sueña con repetir el éxito del año pasado en el Mundial, donde se colgó la medalla de bronce en los 200 metros, además de una plata en el relevo 4x100 metros.
Lemaitre, ahora como siempre, va a su ritmo y no se despista del objetivo. "Da la impresión de que nunca te escucha, pero lo comprende todo. Por principios, dice siempre que no para contrariarme, pero no es conflictivo, es un buen chico", dice sobre él su entrenador, Pierre Carraz.
En el estadio Jacques Forestier de Aix-les-Bains, Lemaitre se comporta como uno más en un grupo de entrenamiento. Bajo la lluvia, a veces con viento o incluso con nieve, con o sin capucha, da igual, él lleva meses preparando los Juegos Olímpicos y sólo Londres-2012 existe. Lemaitre ha crecido en Saboya, en un lugar montañoso, con los Alpes de fondo y la naturaleza muy presente, un entorno muy diferente a la caribeña Jamaica, patria de Usain Bolt y Yohan Blake, las grandes estrellas del momento y los principales favoritos a acaparar las medallas.
"Soy todavía tímido, eso seguro, pero cada vez consigo transmitirlo menos", confía a la AFP. "El atletismo me ha ayudado a sentirme mejor, a tener más confianza en mis posibilidades. Me ha ayudado a ser más extrovertido, a abrirme a los demás", subraya. Con la prensa internacional se esfuerza en responder en inglés y su carácter bromista, con una sonrisa a menudo dibujada en su rostro, le hacen ser uno de los deportistas más queridos de su país.
A los 22 años, Lemaitre es como un niño grande, que a veces se permite excesos en la alimentación, a pesar de los consejos de Carraz y de su entorno. Su frescura y naturalidad le hacen ser un atleta diferente, contrarriente. Fue el primer blanco en bajar de los 10 segundos en los 100 metros y ello lo convirtió en un fenómeno mediático, no sólo en Francia, algo con lo que tuvo que vivir hace dos años. Desde entonces, se ha ido acostumbrando. En Londres-2012, sabe que una plaza en la final ya sería un éxito, pero algo parecido consideraba en el Mundial de Daegu-2011 y se fue de Corea del Sur con dos medallas.
