LONDRES 2012
La seleccionadora del equipo español de natación sincronizada, Anna Tarrés. / EFE
La piscina dice adiós a las carreras y da la bienvenida a las artistas, a las nadadoras de la sincronizada, que este domingo entran en escena con la rutina técnica del dúo. España, que fue plata en dúo y en equipos en Pekín, espera repetir la magnífica actuación de hace cuatro años. Están bien preparadas, saben que hasta la fecha el centro acuático ha sido mágico con el equipo español (dos platas de Mireia Belmonte) y por tanto puede seguir siéndolo con las que son las sucesoras de Gemma Mengual, retirada ya de la competición.
El combinado español acude con un equipo muy renovado, pero la ambición es máxima. La seleccionadora, Anna Tarrés, va a por todas. «El objetivo es ganar», afirma de golpe. En cuanto se extiende en la respuesta, ese gran anhelo queda algo matizado. «El objetivo, añade, debe ser ganar dos medallas, en dúo y en equipo», las dos únicas modalidades olímpicas de la sincro. Y también se pone como meta, por qué no, acercarse lo «máximo posible» a las rusas, favoritas sin discusión y grandes dominadoras de la disciplina en los últimos tres Juegos Olímpicos.
«Son la referencia», afirma la seleccionadora, que desvela que el equipo nacional ha tratado de ajustar las coreografías que pondrá sobre el agua de Londres para intentar imitar los movimientos de las rusas. «Queremos compararnos a ellas en cómo ejecutan las rutinas técnicas», asegura. Aun así, tiene los pies en la tierra y sabe que el oro es casi una utopía. «Rusia tiene cuatro campeonas olímpicas y estamos lejos de estar en las mismas condiciones», reconoce. A su juicio, el principal problema de su equipo es que es muy joven (seis de las nueve que acuden son debutantes en unos Juegos). «El trabajo que con el otro equipo hicimos en ocho años con este lo hemos en tres», mantiene. «No podemos acelerar la maquina en un deporte técnico como el nuestro, donde la madurez personal y las horas de entrenamiento son directamente proporcionales al resultado», reflexiona. Según Tarrés, en la sincro la juventud es un «hándicap» que no es capaz de compensar la ilusión que pone un debutante en unos Juegos. «No es lo mismo», dice. «No llenas la piscina igual con 18 años que con 28. La manera que tienes de expresarte al público... ninguna bailarina de clásico es mejor a los 18 que a los 28», asegura.
Al margen de las rusas, que juegan en otra liga, el temor de las españolas reside en las chinas. «Serán nuestro gran rival para la plata», señala. Las asiáticas llevan meses desaparecidas y nadie sabe qué ejercicio presentarán en la capital británica. Son toda una incógnita, están rodeadas de secretismo (fieles a la escuela del antiguo bloque comunista) y son la principal amenaza, junto a las canadienses, para el combinado nacional. «Tenemos la responsabilidad de hacer lo que sabemos hacer», relata Tarrès. «Hay que nadar al máximo de nuestras posibilidades y abandonar los miedos y sobreponernos a la responsabilidad. Ser capaces de hacer nuestra mejor versión», remata. Las encargadas de hacer realidad los objetivos que ha marcado la entrenadora son: Andrea Fuentes (doble medallista en Pekín) y Ona Carbonell en el dúo y también en la prueba por equipos, donde actuarán junto a Clara Basiana, Alba Cabello (plata en Pekín), Margalida Crespí, Thais Enríquez (plata en 2008), Paula Klamburg, Irene Montrucchio y Laia Pons.
