La Hermandad del Rocío de Jerez, después de una noche tranquila y de haber sufrido el incidente del romero que sufrió un ataque de azúcar, levantó el campamento a las siete y diez de la mañana para afrontar los últimos metros del camino a la aldea del Rocío.

La zona de la Raya, una zona menos arenosa, tuvo menos dificultad ayer, ya que los mulos de la hermandad pudieron avanzar a una velocidad importante debido a que la noche anterior la corporación tuvo que pernoctar en el Guaperal, junto a Palacios, junto a gran parte de los romeros que acompañaban a la hermandad después de un largo camino cansino, sobre todo por la situación de la arena.

Esto conllevó que la hermandad tuviera que acelerar el paso para poder llegar a Cacelín a la hora prevista, a eso de las once y treinta de la mañana. En ese lugar colocaron los romeros jerezanos las flores al Simpecado, donde las margaritas, las herberas, bliatris, ruscos, helechos del cuero, siemprevivas del coto y garbancitos le dieron un color muy particular a la carreta jerezana.

Muchos fueron las personas que fueron a buscar a la hermandad desde la salida del coto de Doñana hasta las puertas del Santuario de Nuestra Señora del Rocío.

La hermandad aproximadamente hizo su entrada a las dos de la tarde en la calle Bellavista, donde la comitiva empezó a organizarse con la alcaldesa de la ciudad, Pedro Pacheco, María José García Pelayo y otros concejales del Consistorio municipal de Jerez.

Altas fueron las temperaturas que tuvieron que sufrir los presentes que acompañaron al Simpecado de Jerez, pero el amor a la Virgen almonteña hicieron menos fatigosas el transcurrir del del mismo por la aldea.

La calle Muñoz y Pavón se convirtió en la calle Larga de Jerez, era un verdadero hervidero donde los «!vivas!» a la Virgen y los cantos al Simpecado le dieron una verdadera armonía al transcurrir de la hermandad por esta calle tan señera y tan jerezana, ya que se reúnen muchos grupos de amigos en torno a la Virgen del Rocío.

En especial el coro Al Alba, acompañado por el pregonero del Rocío 2006, nuestro amigo José María Núñez. El coro le dedico sevillanas muy sentidas al Simpecado de Jerez. Simpecado que realiza su último camino, como ya hemos mencionado en otras ocasiones, y donde los rezos de todos los peregrinos suenan a despedida.

Así, la hermandad corrió a todo lo largo de la calle Muñoz y Pavón llegando a los pies de la Blanca Paloma, donde el presidente de la hermandad matriz, el Hermano Mayor y toda la Junta de Gobierno de la Hermandad del Rocío de Almonte esperaban a la entrada de Jerez de la Frontera, siempre tan festera y donde no faltaron las palmas por bulerías haciendo gala de nuestro orígenes.

Aproximadamente esto ocurrió sobre las tres y media de la tarde. Luego el Simpecado, acompañado de todos los romeros de Jerez, muchos caballistas y de las trece carretas que han hecho el camino a través del coto de Doñana llegaron a la capilla de la casa Hermandad de Jerez.

Donde se pudieron vivir momentos muy intensos y emocionantes entre los romeros, felicitándose unos a otros después del duro camino que la hermandad ha tenido que soportar, sobre todo en la jornada de ayer.

También fueron muchas las personas que quisieron vivir este momento tan emocionante con la Hermandad de Jerez. Una vez que el Simpecado entró dentro de la capilla, la Hermandad de Jerez se convirtió en un lugar de convivencia y fraternidad entre todo los jerezanos.

La jornada de hoy se presenta intensa, ya que la Hermandad de Jerez tiene el privilegio de celebrar su eucaristía ante los pies de la Blanca Paloma en este domingo de Pentecostés.