El ELN tiene las manos libres para seguir secuestrando en Colombia

Desde el 2003, cuando el Ejército de Liberación Nacional, ELN, la segunda guerrilla del país, secuestró a los periodistas Ruth Morris y Scott Dalton, no había vuelto a ocurrir en Colombia un caso de retención como el de este fin de semana pasado cuando a la periodista colombo-española Salud Hernández Mora le quitaron su grabadora y la sacaron de El Tarra, Norte de Santander, población fronteriza con Venezuela.

Según el informe entregado por la Oficina Nacional para el Control de las Drogas de Estados Unidos, Ondcp, entre 2014 y 2015, Norte de Santander pasó de tener 16.500 hectáreas sembradas de coca a 30.500 lo que la convirtió en la provincia con mayor área de su territorio sembrada de coca.

Como lo ha denunciado la periodista Salud Hernández en múltiples columnas publicadas en el diario El Tiempo, el de mayor circulación, el ELN, el EPL, las FARC y las bandas criminales conviven en un mismo territorio, tienen acuerdos de tránsito entre municipios, y cada uno ha tenido el dominio histórico de diferentes zonas de la provincia. Además, comparten la frontera con Venezuela un país en el que se han refugiado varios comandantes guerrilleros.

El portal La Silla Vacía decía que “con todos estos grupos ilegales manejando el negocio, la coca es la inversión más rentable para los campesinos de Norte de Santander. Aunque desde hace 10 años les pagan los mismos 700 dólares por el kilo de pasta procesada, los insumos para hacerla cada día son más costosos, y el riesgo de formar parte de un negocio ilegal es alto, sembrarla da más dinero que producir piña, cacao o café”.

Pero hay otro factor que hace aún más difícil erradicar los cultivos. “Usted cree que el EPL estará de acuerdo con que se acaben los cultivos de los que está viviendo, o que el ELN lo estará. Aquí el único que está en un proceso de paz es las FARC, los demás siguen operando”, le dijo a la Silla un representante de esta región lo que confirma la tesis de Salud Hernández: la paz real está más en el papel que en los hechos.