Santos indulta a 30 rebeldes de las FARC

La noticia anunciada el domingo pasado fue inesperada: 30 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ( FARC), en negociaciones de paz con el Gobierno desde hace más de tres años, serán indultados, es decir, saldrán de las cárceles y se les perdonará la pena por el delito de rebelión. Su futuro, además, estará completamente garantizado: tendrán apoyo sicológico, acceso a la educación e, incluso, se les formará para que puedan trabajar y ganarse la vida legalmente.

Aunque las FARC, primera guerrilla del país como un poco menos de 8.000 hombres, estaban pidiendo el indulto para 81 rebeldes, por ahora sólo saldrán de las cárceles quienes «no están recluidos por delitos graves».

Es una noticia esperanzadora y a juzgar por las palabras del domingo pasado de Sergio Jaramillo, el alto Comisionado para la Paz, pueden ser más los que se incorporen a la vida civil.

Según explicó Jaramillo desde La Habana (Cuba), donde se negocia la terminación de un conflicto que ya dura más de medio siglo y ha dejado siete millones de víctimas, se crearán unas brigadas para examinar las condiciones de salud de otros 106 guerrilleros que están recluidos en las cárceles colombianas.

Desescalamiento

Según le explicaron fuentes del gobierno al portal Semana.com, el indulto es una de las tantas medidas de desescalamiento del conflicto armado que se han decidido entre las partes. La primera medida, tomada por las FARC, consistió en el cese al fuego unilateral. Después, el Gobierno y las FARC se pusieron de acuerdo para desminar el territorio nacional y para encontrar a los desaparecidos. Con este indulto es obvio que ambas partes están construyendo la confianza necesaria para la firma de un documento definitivo previsto para marzo de 2016.

Como lo explicaba el portal, el indulto de presos ha ocurrido en otros procesos de paz en el mundo. A medida que se acerca la firma de la paz, con mayor o menos sigilo, las partes que negocian un acuerdo suelen avanzar con medidas parciales de beneficios políticos o jurídicos a sus contrapartes en las fases finales de la negociación. «Así ocurrió antes del acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto en Irlanda del Norte, o las medidas de distensión que precedieron al pacto suscrito por la guerrilla maoísta y el gobierno de Nepal», opinaría Javier Ciurlizza, director para América Latina de la ONG International Crisis Group.