Tiroteo Las Vegas

Al menos 59 muertos y 527 heridos en un tiroteo junto a un casino de Las Vegas

Trump condena el tiroteo en Las Vegas como «un acto de pura maldad». El FBI niega de que se trate de un acto terrorista. La matanza por disparos más letal en EE.UU., reivindicada por Daesh, ocurrió cuando se celebraba un festival de country

Los asistentes a un festival de música country en Las Vegas buscan refugio durante un tiroteo Afp
Manuel Erice Oronoz

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Estados Unidos vive desde este domingo conmocionada por la mayor matanza a tiros de su historia . Ni la fuerza de la costumbre, en un país donde los tiroteos son casi el pan de cada día, permitirá digerir con facilidad el horrible ataque que protagonizó Stephen Craig Paddock en Las Vegas, la noche del domingo, contra la multitud de seguidores de un concierto.

El sonido de la innumerable serie de disparos de fusil de asalto que lanzó desde la habitación de su hotel se multiplicaba ayer como eco insoportable en los numerosos vídeos emitidos por las televisiones y las redes sociales. Poco antes de que las autoridades elevaran las cifras hasta 59 muertos y más de 500 heridos , la reivindicación a cargo de Daesh irrumpía en la investigación del FBI, que había negado, en un principio, «cualquier vinculación con grupos terroristas internacionales», limitándose a referirse al pistolero como «un lobo solitario».

Un atribulado Donald Trump , víctima política del primer gran golpe al país que sufre como presidente, omitía cualquier alusión al yihadismo y tildaba el ataque de «acto de pura maldad».

El número de muertes podría aumentar las próximas horas, ya que al menos diez de los heridos permanecían anoche en situación crítica.

Los terroristas del autodenominado Estado Islámico acababan de asumir la matanza en el portal de información terrorista SITE, según una información difundida por la agencia de noticias Amaq. Daesh se refería a Maddock, estadounidense de 64 años y autor del tiroteo, como un «soldado» de su organización convertido al islam «los últimos meses».

La guerra de propaganda para atribuirse la autoría recibió la respuesta formal poco después de un portavoz de la Oficina Federal de Investigación, quien rechazaba «evidencia alguna» de su nexo con los terroristas de la yihad hasta ese momento, aunque los agentes mantenían anoche sus pesquisas con la hipótesis de un posible atentado.

El Apocalipsis en forma de disparos se había iniciado poco más tarde de las diez de la noche (tres horas menos que en Washington y nueve menos que en Madrid). En ese momento, Paddock, atrincherado en su habitación del hotel casino Mandalay Bay , abrió fuego con su fusil de asalto contra los más de 20.000 asistentes que disfrutaban de un concierto en un gran complejo situado enfrente. Apenas unos centenares de metros separaban al pistolero de las instalaciones en las que el cantante de country Jason Aldean ofrecía parte de su repertorio a una multitud entregada. Era el tercer y último día de celebración del Route 91 Harvest Festival, un célebre encuentro de música que deleita cada año a las miles de personas que se acercan a Las Vegas.

Rapidez policial

La feroz ofensiva del pistolero comenzó a ser mortalmente eficaz cuando algunos de los presentes cayeron abatidos, instantes antes de que la mayoría empezara a batirse en estampida. El intérprete huyó del escenario en cuanto fue consciente de que los sonidos que se colaban en su sintonía musical respondían a tiros procedentes de un lugar parecido al infierno.

La rápida intervención de la policía, que se personó pocos minutos después del ataque, evitó una tragedia aún mayor, según destacó el propio presidente Trump durante su discurso dirigido a la nación. Un grupo de agentes se personó de inmediato en el piso 32 para poner fin a la sangrienta orgía que protagonizaba Paddock.

Una vez calculada desde el exterior la altura a la que se encontraba, la policía peinó las plantas 29 al 31, antes de alcanzar la que ocupaba el asesino. Cuando los agentes irrumpieron en su habitación, después de reventar la puerta con explosivos, el pistolero ya había puesto fin a su vida descerrajándose un tiro.

La laxa legislación de Nevada en materia de armas contribuyó a que a Stephen Paddock le fueran encontrados en su habitación diez rifles, utilizados por el agresor desde dos ventanas diferentes, que le permitieron un doble ángulo de tiro, antes de dispararse y acabar con su vida.

El estado del Oeste americano es uno de los considerados «open carry» , por permitir portar armas sin limitación alguna. Ni siquiera están prohibidas las de asalto, como la que utilizó ayer el asesino de Las Vegas, que pueden adquirirse sin restricción de número. No hay necesidad de obtener un permiso previo para la compra, salvo la licencia, con la que contaba Paddock, que apenas requiere un mínimo trámite sin control. Ni siquiera existe registro de pistolas ni de propietarios.

Segunda Enmienda de la Constitución de EE.UU.

El debate sobre el acceso a las armas ha vuelto a abrirse en Estados Unidos. Donald Trump, que se había mostrado anteriormente partidario de legislar sobre su restricción, endureció su postura durante la pasada campaña electoral.

El candidato republicano exhibió una alianza con la Asociación Nacional del Rifle, consciente de que el apoyo aumentaba su base electoral conservadora. Hasta el punto de que hizo de la defensa a ultranza de la segunda enmienda de la Constitución uno de los ejes de su discurso.

Este domingo la Casa Blanca se limitó a transmitir que no es el mejor momento para discutir sobre la cuestión, algo que calificó de «prematuro», poco después de que el presidente y la Primera Dama, Melania Trump , guardaran un minuto de silencio por las víctimas del tiroteo masivo. En su cuenta de Twitter, el ocupante del Despacho Oval había escrito este mensaje a primera hora de la mañana: «Mis más cálidas condolencias y simpatías hacia las víctimas y familiares del tiroteo de Las Vegas. Dios os bendiga».

La pareja presidencial viajará mañana a Las Vegas para encontrarse con los afectados por la matanza, que superó en dimensión a la que en junio del pasado año tuvo lugar en Orlando (Florida), donde Omar Mateen asesinó a tiros a 49 personas, después de abrir fuego contra la multitud que se concentraba en un club gay. Donald y Melania Trump estarán acompañados por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence , y su mujer, Karen .

Afectada por el tremendo impacto del ataque, la bulliciosa ciudad de Las Vegas, siempre ajetreada por el sinfín de visitantes que se arremolinan en torno a grandes hoteles, casinos de juego y numerosos locales con actuaciones musicales, se detuvo por unas horas.

El luto decretado en el país por el presidente Trump, que durará hasta el viernes, y un masivo funeral en la catedral del Guardian Angel, tiñeron momentáneamente de negro el enorme escenario que es la capital mundial del juego y el sexo.

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