La oposición siria exige el fin de los bombardeos antes de negociar

El régimen y las milicias siguen sin abordar directamente las conversaciones de paz

Corresponsal en Jerusalén Actualizado: Guardar
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El régimen del presidente sirio, Bashar Al Assad, y la oposición tuvieron ayer el primer intercambio de declaraciones y reproches en Ginebra. Lo que Naciones Unidas se esfuerza en presentar como unas «conversaciones de paz» fueron reuniones y ruedas de prensa en hoteles diferentes, fuera del cuartel general del organismo internacional, en las que las dos partes se acusaron mutuamente de no ser serios a la hora de crear las condiciones necesarias para el diálogo.

La oposición exige gestos de buena voluntad al régimen, mientras que los enviados de Damasco no aceptan condiciones previas y ningunean a la delegación del Alto Comité de las Negociaciones (ACN), grupo apadrinado por Arabia Saudí que incluye a representantes de la oposición política y armada.

Tras acabar con la paciencia de los dos anteriores enviados de la ONU a Siria –Kofi Annan y Lajdar Brahimi–, ahora es Staffan de Mistura quien intenta buscar un acercamiento que parece tarea imposible después de cinco años de guerra y más de 260.000 muertos.

Tras amenazar con no participar en el proceso los miembros del ACN llegaron a Ginebra el sábado por la noche y ayer a media mañana tuvieron su primer encuentro con diplomáticos de Reino Unido, Francia, EE.UU. y Alemania antes de verse las caras con De Mistura. Como ocurrió en las conversaciones de 2014, las dos partes airean ante los medios el contenido de sus reuniones y las ruedas de prensa se convierten en combates dialécticos, sobre todo las que ofrece una oposición que se encara en especial con los enviados de los medios de comunicación oficiales sirios, auténticos soldados del sistema. La oposición evitó en todo momento el uso de la palabra negociación, ya que «solo hemos venido a Ginebra tras recibir garantías y tenemos compromisos precisos sobre el hecho de que habrá avances importantes en la situación humanitaria. No podemos abrir negociaciones políticas hasta que se den estos gestos», explicó una de las integrantes de la delegación, Bassma Kodmani.

El objetivo de estas primeras jornadas para los opositores sería sentar las bases para un diálogo futuro, pero siempre que vean «avances hacia la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad», aclaró el portavoz de la delegación, Salem Muslit. Los artículos 12 y 13 de la resolución 2254 instan a las partes a permitir el acceso a todas las agencias humanitarias para asistir a la población, pero de momento no se ha implementado y más de 400.000 sirios viven en localidades cercadas por el Ejército o la oposición armada. El levantamiento de los cercos, el final de los bombardeos y la liberación de los presos son las tres condiciones que pone sobre la mesa el ACN antes de tratar una posible transición política. El coordinador del grupo, el ex primer ministro sirio Riad Hiyab, llegó a advertir que podrían irse de Ginebra si el régimen y sus aliados siguen bombardeando las zonas bajo control de los rebeldes.

Aliados del Gobierno

Muslit aprovechó su presentación ante los medios internacionales en Ginebra para recordar que «buscamos una Siria libre de terroristas y de dictadura» y que «la lucha no es sólo contra Bashar Al Asad, sino contra la ocupación. Irán está ocupando Siria. Rusia está ocupando Siria. Los terroristas son reclutados por este régimen para luchar contra los sirios». Una acusación directa contra los dos grandes aliados militares y diplomáticos del Gobierno.

Consciente de la tensión en estos primeros momentos, la oficina de De Mistura aclaró en un comunicado que el primer encuentro en el hotel de la oposición fue «una visita de cortesía», pero indicó que «estas breves reuniones fueron útiles para abordar cuestiones relativas a las conversaciones entre las partes sirias». Unas conversaciones indirectas en las que régimen y oposición evitan verse las caras en todo momento y lugar.

Oposición poco seria

La respuesta de la delegación del Gobierno sirio llegó de la mano de su enviado a Naciones Unidas, Bashar Al Yafari, que encabeza una misión en la que llama la atención la ausencia de pesos pesados de la diplomacia siria como el ministro de Exteriores, Walid Mualem, o su número dos, Faisal Mekdad. Yafari aseguró que Damasco ha demostrado sus «buenas intenciones», mientras que la oposición «intenta llevar de nuevo las cosas a la casilla de salida al insistir en imponer sus condiciones» y acusó a sus portavoces de parecer «los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Francia y Estados Unidos».

Aunque a primera vista el nivel de preparación y organización de la ACN es mejor que en las conversaciones de 2014, Yafari insistió en las dudas que genera porque «hasta este momento nadie sabe quién es la otra parte. No hay una lista final de participantes. Es una falta de seriedad y de responsabilidad». Un problema que la oposición siria sufre en los cinco años que dura la guerra en los que no ha sido capaz de formar un frente unido ni en el campo militar, ni en el político.

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