Solo un pacto sobre sanidad retrasa la gran coalición entre Merkel y Schulz

La canciller alemana entró en la última reunión de negociaciones reconociendo que serían necesarias «concesiones dolorosas» para el acuerdo de conservadores y socialdemócratas

Angela Merkel, a su llegada a la sede de la CDU para las negociaciones con el SPD para formar gobierno, este martes en Berlín Afp
Rosalía Sánchez

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Merkel entró este martes en la última reunión de negociaciones reconociendo que serían necesarias «concesiones dolorosas» para llegar a un acuerdo y, al cierre de esta edición, continuaba la agonía . El total de 91 integrantes de los equipos de negociación, encerrados en la Casa Konrad Adenauer y con intención de no salir de allí hasta haber cerrado un pacto de gran coalición, pulían con filigranas el borrador de 170 páginas que circulaba por las redacciones de los medios alemanes desde primera hora de la mañana y que a lo largo del día fue modificado a medida que se llegaba a sucesivos acuerdos parciales .

Dos de los principales escollos sobre la mesa seguían siendo dos insistentes demandas socialdemócratas: acabar con los contratos temporales injustificados y garantizar la igualdad de trato en la asistencia sanitaria pública y privada . «Tenemos buenos motivos para suponer que en esta decisiva jornada se alcanzarían resultados buenos, constructivos, sólidos y compartidos para Alemania y para un gobierno estable y duradero», resumía sus espectativas al inicio de la última ronda el presidente de los socialdemócratas, Martin Schulz .

Exportaciones de armas

A media tarde quedaron resueltas las diferencias en torno a las exportaciones de armamento y el presupuesto de la Bundeswehr , el Ejército alemán, y poco más tarde se filtraba que también había fumata blanca en el tan conflictivo capítulo de la política laboral . Quien pase de un contrato indefinido a otro temporal podrá en el futuro regresar a su antiguo estatus y las empresas de más de 45 empleados deben garantizar el derecho de sus trabajadores a recolocarse en puestos indefinidos y las empresas de más de 200 empleados podrán tener un máximo de 15 temporales. «No os hagáis ilusiones, todavía queda el seguro médico y el reparto de carteras ministeriales» , soltaba a modo de jarro de agua fría sobre los periodistas apostados a la puerta de la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU) uno de los portavoces del partido de Merkel.

Ese último asunto es en esta coalición más controvertido que en ninguna otra anterior. La tradición dicta que el líder del socio menor, en este caso el socialdemócrata Martin Schulz, ocupe la vicecancillería y el Ministerio de Exteriores, pero se da el caso de que Schulz prometió personalmente a Sigmar Gabriel, cuando este le cedió la presidencia del partido para reforzar su candidatura a la Cancillería, que si el SPD llegaba a un nuevo gobierno con Merkel, la cartera de Exteriores seguiría en manos de Gabriel . Fuentes de la CDU reiteraban este martes que en ningún caso su partido aceptaría a Schulz en la cartera de Finanzas , que hubiese podido tomarse como un plan b. «Eso sería como renunciar a todo el trabajo de Wolfgang Schäuble en los últimos años y abrir de nuevo en Europa las puertas a la deuda» , explicaban como motivos. Y además pesan las declaraciones que el propio Schulz realizó después de las elecciones del pasado 24 de septiembre, asegurando que nunca formaría parte de un gobierno dirigido por Angela Merkel.

Fuentes del SPD repiten desde hace días que apenas terminen las negociaciones el partido pondrá sobre la mesa la sucesión en la presidencia, después de que Schulz se haya echado encima a las bases , primero con su negativa a negociar con Merkel y después defendiendo esa como la única y mejor opción. Su futuro al frente del partido, por tanto, es bastante incierto, y todavía queda en su agenda una comprometida cita. Una vez cerrado el acuerdo por parte de los negociadores, el pacto de a gran coalición debe cumplir un último requisito. Tal y como prometió el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) en el último congreso extraordinario de la formación política, el acuerdo será sometido a la votación de las bases , una consulta a los alrededor de 450.000 militantes que sin embargo está siendo examinada por el Tribunal Constitucional alemán. El máximo tribunal ha recibido cinco querellas por inconstitucionalidad contra esa votación por la vía de urgencia, que alegan que no se corresponde en sentido estricto con lo que establece la Ley Fundamental alemana. Dos de las querellas han sido rechazadas por falta de consistencia argumentativa y las otras tres están siendo evaluadas por los jueces de Karlsruhe, sin que se sepa todavía si serán admitidas a trámite o no y cuándo será tomada esa decisión.

Ya hace cuatro años, cuando Merkel firmó su primera gran coalición con los socialdemócratas, fue sometido el acuerdo a votación de las bases y el Constitucional se negó a dictar la prohibición provisional de la votación. En aquel caso consideró que «solamente los actos de violencia pública contra la Constitución» pueden ser condenados y que aquella votación de las bases no podía ser tomada como un «acto de titularidad pública». Esta vez las querellas abundan en argumentación sobre una violación de la ley de mandato parlamentario, que situaría el voto de los diputados del SPD en el parlamento por encima del voto de los militantes en la toma interna de decisiones del partido. Un portavoz del Constitucional aclaró este martes, en todo caso, que lo decidido en 2013 no obliga a una decisión igual ahora , puesto que las argumentaciones de las querellas son diferentes.

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