La canciller alemana Angela Merkel saluda tras ofrecer un discurso durante el congreso federal del partido CDU
La canciller alemana Angela Merkel saluda tras ofrecer un discurso durante el congreso federal del partido CDU - EFE

Merkel impone en la CDU su política de refugiados

La canciller ha hurgado en la inquietud que está sirviendo de acicate a la extrema derecha y a algunas corrientes de su partido: «Tras el escepticismo no solo hay dudas logísticas o de seguridad…»

Berlín Actualizado: Guardar
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A pesar de las diferencias sobre su política de refugiados, Merkel ha recibido hoy una ovación de más de diez minutos en el congreso que su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) celebra en Karlsruhe. La canciller alemana no ha cedido ni un ápice en su estrategia y se ha reafirmado en el objetivo de «reducir notablemente» el flujo de refugiados que llegan a Alemania. Ni siquiera ha mencionado la posibilidad de «limites» a la entrada de solicitantes de asilo que deseaban muchos colegas de partido, al tiempo que insistía en su línea de trabajo, que incluye medidas nacionales, luchar por la implicación europea y medidas globales de formación ayuda al desarrollo que desincentiven en los países de origen el movimiento migratorio y que combatan más efectivamente el tráfico de personas.

Algunos analistas veían en este discurso una prueba para Merkel y cuestionaban su liderazgo, pero ella ha preferido sonreir ante ese enfoque y les ha recordado que «bueno, el anterior congreso tampoco fue precisamente aburrido». Lejos de detenerse los pequeños detalles de la gestión de la crisis de lo refugiados, ha elevado la vista y ha hecho un discurso a 25 años vista, enlazando las utopías hechas realidad de la Alemania de Helmut Kohl, a quien ha saludado con cariño, como las decisiones tomadas por su gobierno a lo largo de este electrizante año 2015.

Enero, Charlie Hebdo; febrero, sanciones europeas a Rusia; marzo, catástrofe de Germanwings; abril tragedia en el Mediterráneo; mayo y junio la crisis de Grecia; julio, la recta final de las negociaciones para la Cumbre del Clima que ha terminado con éxito este fin de semana en París. Mención especial ha dedicado a los últimos atentados en París, defendiendo la misión militar alemana contra Estado Islámico, y la fecha del 19 de agosto, en la que el Ministerio de Interior alemán se vio obligado a revisar su pronóstico de llegada de refugiados y el país se encontró de un día para otro con la cifra de un millón de personas. Merkel ha justificado la política de puertas abiertas por «imperativo moral» y ha repetido la controvertida frase que desde hace meses trata de grabar a fuego en el subconsciente colectivo alemán: «lo conseguiremos». Y precisamente ahí han comenzado los aplausos.

«Tras el escepticismo no solo hay dudas logísticas o de seguridad…», ha hurgado la canciller en la inquietud que está sirviendo de acicate a la extrema derecha y a algunas corrientes dentro de la CDU, «en el fondo lo que nos inquieta es lo que va a cambiar, lo que nos afectará ese cambio, si nuestra cultura se resentirá por la llegada de un número tan alto de musulmanes…» «Alemania es fuerte», ha estructurado la respuesta, «la globalización hace que también las guerras y el hambre traspasen las fronteras… la exclusión no es una opción».

Constantemente interrumpida por aplausos, Merkel ha defendido el área Schengen como de una «importancia vital» para Alemania y se ha lanzado con fuerza contra el concepto de sociedad «multicultural», considerando absolutamente necesaria la integración de los recién llegados, «lo que significa respeto a nuestras normas, nuestra tradición y nuestra cultura además del aprendizaje de nuestra lengua», y denunciado que la multiculturalidad oculta las «sociedades paralelas» de efecto desintegrador.

Al igual que Konrad Adenauer, al que ha citado insistentemente, consiguió dibujar una Alemania que décadas más tarde fue una realidad, Merkel ha perfilado la Alemania de las próximas dos décadas y, a falta de respuestas cerradas a los grandes interrogantes y retos que plantea la crisis de los refugiados, ha marcado a su partido un camino basado en la sencillez y la contundencia de las leyes de la física. Y para ello ha citado a Albert Einstein: «Al final, la vida es como montar en bicicleta: consiste en pedalear hacia adelante y mantener el equilibrio».

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