Incendio en Dresde durante la manifestación de Pegida

La quema intencionada en un aparcamiento en el que habitualmente dejan sus coches los simpatizantes del partido islamófobo destruyó por completo once vehículos

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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La manifestación que cada lunes celebra el grupo anti extranjeros Pegida (Patriotas alemanes contra la islamización de Occidente) terminó anoche en llamas. El incendio intencionado en un aparcamiento en el que habitualmente dejan sus coches los simpatizantes de Pegida que viajan a Dresde desde localidades cercanas para asistir a la manifestación destruyó por completo once vehículos, además de dañar seriamente otros tantos. La Policía no puede todavía determinar la autoría del incendio, aunque las sospechas recaen sobre algunos de los entre 250 y 350 contra manifestantes de organizaciones de izquierda que se concentraban anoche también en Dresde para protestar contra la presencia de Pegida en las calles. A la altura de la plaza Postplatz ambas manifestaciones se encontraron y el dispositivo policial de 280 agentes resolvió con botes de humo, pero no pudo evitar algunos enfrentamientos en la Calle Praga que tuvieron lugar, sin embargo, entre alemanes y extranjeros.

La Policía tomó los datos a seis hombres alemanes de entre 31 y 53 años. Ninguno de los extranjeros pudo ser identificado.

Tras constatar la existencia de una resistencia violenta en las calles, la organización de Pegida ha decidido primera hora de este martes desconvocar la marcha prevista para el próximo lunes. No convocará más manifestaciones hasta el 6 de febrero y se debatirá todavía si Dresde seguirá siendo la habitual sede de sus protestas.

«Estaba claro que, tarde o temprano, algo así tenía que suceder. Y por lo menos no nos han violado a ninguna», declaraba a los medios locales Marios, un profesora de 53 años que había acudido anoche a la marcha de Pegida y cuyo coche había resultado dañado en el incendio. «Tengo un seguro y espero que se haga cargo, pero han conseguido hacerme sentir miedo, que es lo que pretendían. Eso es lo que quieren, amedrentarnos, que no salgamos a la calle a decir lo que pensamos. Eso es lo mismo que querían también con las violaciones masivas en Colonia», explicaba, «hay que estar ciego para no verlo, Europa está siendo islamizada. Ni esta gente quiere integrarse ni aceptarán de buen grado cualquier muestra de resistencia».

«Necesitamos señales claras y una valla sería una señal», reaccionaba anoche el diputado socialcristiano Hans-Peter Friedrich, que fue ministro de Interior durante la anterior legislatura de Merkel y que pidió levantar una valla en la frontera para detener el flujo de refugiados en declaraciones al canal Phoenix, de la televisión pública alemana. Su partido, la CSU, se ha distanciado de Merkel y exige una política más restrictiva, posición a la que se suman más discretamente los sectores más conservadores de la CDU.

Hans Vorländer, politólogo y director del Centro de Estudios Constitucionales y Democracia de la Universidad Técnica de Dresde, lleva meses estudiando el movimiento ciudadano anti extranjeros y aclara que «una parte de los manifestantes, alrededor de un tercio del total, son nacional-conservadores e islamófobos, mientras que otra gran parte está con ellos pese a esas opiniones racistas». El partido político que cosecha este malestar social es el controvertido Alternativa para Alemania (AfD) cuyos índices de popularidad siguen subiendo en los sondeos de opinión: con un 10% de intención de voto a escala federal se han convertido ya en la tercera fuerza política del país, por delante de Los Verdes y La Izquierda.

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