David Davis, negociador británico para el Brexit, en una rueda deprensa en Londres
David Davis, negociador británico para el Brexit, en una rueda deprensa en Londres - Afp

BrexitEl Gobierno británico rechaza pagar 100.000 millones por su salida de la UE

Bruselas amenaza con llevar a los tribunales al Reino Unido si no paga su factura de divorcio

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Las negociaciones del Brexit comenzarán a finales del próximo mes, pasadas las elecciones británicas del día 8, pero el ambiente previo al inicio de las conversaciones se ha enrarecido mucho esta semana. La UE ha comenzado a señalar abiertamente las flaquezas de la posición negociadora del Gobierno de Theresa May, que tacha de «ilusa» e ignorante de cómo funciona una compleja negociación comunitaria. Esta mañana de miércoles, el jefe negociador europeo del Brexit, el francés Michel Barnier, ha acusado a May de crear «una ilusión» y ha asegurado que la salida de la UE será «dolorosa».

También ha recordado que el Reino Unido debe cumplir con los compromisos contraídos como socio y pagar una factura final, que todavía no ha querido concretar pero que será multimillonaria.

Barnier ha llegado a amenazar con llevar al Reino Unido a los tribunales si se resiste a abonar el finiquito de divorcio.

En una información que no cita fuentes concretas, el diario inglés de referencia en el mundo económico, « Financial Times», asegura este miércoles que la UE estudia elevar la factura británica de los 60.000 millones de euros que había citado en su día Juncker a cien mil millones.

El periódico, a pesar de su prestigio, no es una fuente demasiado fiable, pues suele poner por delante los intereses nacionales de su país, como demostró en la crisis del euro, cuando se distinguió por cargar enormemente las tintas contra España, hasta el punto de que el ministro de Economía hubo de acudir varia veces a su redacción para aportar otro punto de vista más ponderado.

David Davis, el jefe negociador británico y ministro para la Salida de la UE, ha respondido a la información del periódico en la cadena de televisión ITV y ha dicho que el Reino Unido «cumplirá con sus obligaciones internacionales, incluidos los pasivos y activos, pero se hará conforme a la ley, no solo a lo que quiera la Comisión Europea».

Preguntado por la cifra concreta de los supuestos cien mil millones, ha respondido con un tajante «no pagaremos eso». Davis también señaló que «la UE está jugando áspero y duro», pero sigue confiando en que se alcanzará un acuerdo nuevo entre los 27 y el Reino Unido, «que será beneficioso para todo el mundo». La semana pasada, David Cameron recordó que el Gobierno británico debe pagar las cantidades que tenía comprometidas con la UE como socio.

La UE está reaccionando ante la arrogancia con que el Reino Unido ha planteado las negociaciones. May ha impostado una posición de fuerza, cuando en realidad es la parte más débil en la mesa. Michel Barnier, el jefe negociador europeo, ha acusado al Gobierno británico de «causar diez meses de una incertidumbre que debe acabar ya».

Michel Barnier, negociador de la UE
Michel Barnier, negociador de la UE - Afp

Recordó que los 28 comprometieron proyectos por toda Europa, con inversiones concretas, que no se pueden detener ahora al capricho inglés. «No es la factura del Brexit, es la factura de un dinero que se había comprometido», explicó. Si el Reino Unido se resiste a abonar su factura de salida, Barnier advierte que habrá «consecuencias políticas y legales», es decir, la UE litigaría.

También señaló que el acuerdo que se alcance sobre los derechos de los comunitarios que viven en el Reino Unido deberá ser refrendado por el Tribunal Europeo de Justicia, pues de lo contrario sería «solo una ilusión».

«Nuevo Proyecto Miedo

La nueva postura europea de dureza, que también podría llamarse de franqueza, ha enojado a los sectores más eurófobos del Reino Unido. Por ejemplo, el diario conservador nacionalista « Daily Telegraph» ha publicado una información donde sin datos concretos que la sustenten habla de una conspiración dirigida por la Alemania de Merkel para perjudicar electoralmente a Theresa May. Llaman a ese ataque «el Nuevo Proyecto Miedo», que es como la campaña del Leave bautizó las advertencias que hacían Cameron y los organismos internacionales sobre los daños económicos que traería el Brexit.

Los sectores más brexiteros del Partido Conservador vienen abogando por salir del Reino Unido dando un portazo, sin ningún tipo de acuerdo y sin abonar finiquito alguno. Un informe legal de la Cámara de los Lores, el vetusto organismo no electo del Parlamento británico, ha concluido que no hay obligación de pagar. Theresa May da una de cal y una de arena. Hace muchos guiños brexiters y ha girado al Brexit duro.

Pero si logra el gran triunfo electoral que se espera y una mayoría parlamentaria holgada podría utilizarla para buscar sin manos atadas ese acuerdo comercial con la UE que anhela. May dice para su bancada más radical frases brexiteras como «es mejor ningún acuerdo que un mal acuerdo», pero al final se trata de una pragmática, que incluso hizo campaña por el Remain. Sabe que romper a la brava con la zona comercial a donde van el 45% de las exportaciones británicas es un disparate.

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