«Nos escondimos en el baño y mi novia me dijo que estaba herida»

Un joven turco de 17 años, que estaba en la discoteca Reina de Estambul, relata cómo vivió el atentado en el que murieron 39 personas

MADRID Actualizado: Guardar
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El atentado contra la discoteca Reina, en Estambul, es el tercero que ha sufrido Turquía durante el mes de diciembre. En el primero, en Kayseri, la mayoría de las víctimas fueron soldados turcos. En el segundo murieron policías que controlaban la salida de los espectadores de un partido de fútbol en el estadio del Besikta, y también sucedió en Estambul.

En Nochevieja, el objetivo fueron civiles, especialmente jóvenes que querían celebrar la llegada del nuevo año.

Azzad (es un nombre falso porque las autoridades turcas han prohibido hacer público cualquier testimonio en los medios) se encontraba entre ellos. «El ataque empezó pasada la una de la madrugada y duró la pesadilla cerca de veinte minutos. Yo había llegado al local sobre las 00.20 horas, después de celebrar la entrada de Año Nuevo con mi familia.

Iba acompañado de mi novia», relata por e-mail a ABC este joven de 17 años. Todo transcurrió con normalidad hasta pasada la una y media: «Entonces escuché un ruido que procedía de la puerta. El terrorista disparó al guardia del club y a un policía».

«El terrorista subió a la tercera planta, en la que hay un balcón desde el que se puede ver la segunda con claridad. Y empezó a disparar»

Azzad hace un paréntesis para explicar cómo, tras los numerosos atentados sufridos durante el último año, la Policía turca ha extremado las medidas de seguridad en Estambul. «Han colocado agentes en todas las discotecas de la ciudad. Según las cifras oficiales, la noche del sábado había 25.000 trabajando». Y continúa con el relato del atentado en la sala Reina, que describe como un edificio de tres plantas: «La primera no se usa. Yo me encontraba con mi novia en la segunda, en la que habría unas 150 personas. El terrorista subió a la tercera planta, en la que hay un balcón desde el que se puede ver la segunda con claridad. Y empezó a disparar». Recuerda Azzad que en ese momento agarró a su novia de un brazo «y eché a correr. Nos escondimos en el baño de hombres. Entonces ella me dijo que había recibido un disparo, pero allí no podíamos hacer nada». Antes de llegar a los aseos, pudo ver «cómo la gente se lanzaba al mar (la discoteca está junto al Bósforo) y cómo algunas personas escaparon por la puerta».

Un ataque esperado

Transcurridos diez minutos desde el comienzo del ataque, agentes de los cuerpos especiales de la Policía comenzaron a rodear la discoteca: «Creo que esperaban que se produjera un ataque. Advirtieron al terrorista que debía dejar las armas y rendirse». Seis minutos después, los agentes entraron en la sala e hicieron salir a todo el mundo. «Uno de ellos me llevó a una comisaría y me preguntó por lo que había sucedido, mientras mi novía iba al hospital -ella se encuentra bien ahora-». La Policía no pudo capturar al terrorista, «que al parecer se escondió entre el gentío que abandonaba la sala. Y que habría saltado al mar para huir nadando».

«Creo que el aumento de atentados se debe al acercamiento cada vez mayor entre Turquía y Rusia»

Azzad muestra su agradecimiento a ABC por tener la oportunidad de contar su experiencia: «Por lo general, los medios de comunicación internacionales guardan silencio sobre lo que sucede en Turquía». Y, a pesar de su juventud, apunta la que en su opinión es la causa de que haya aumentado de manera tan dramática el número de atentados en su país: «Creo que se debe al acercamiento cada vez mayor entre Turquía y Rusia. Cuando Ankara tiene una buena relación con Moscú, una explosión o ataque terrorista tiene lugar (bien de Daesh o del grupo terrorista PKK). A esto se suma que el sábado ocho miembros de Daesh fueron abatidos en El-Bab, en Siria, por soldados turcos, por lo que el ataque de Nochevieja podría ser una venganza o una amenaza», concluye Azzad.

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