Los directivos de Ford entregaron a la dictadura a 24 trabajadores

La marca Ford aparece en diferentes páginas de la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas y en todas ellas, con declaraciones de testigos, se pone en evidencia su complicidad con los militares

Antiguos trabajadores de Ford en una manifestación por el juicio a los directores de la compañía durante la dictadura militar AFP
Carmen de Carlos

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Decir en Argentina Ford Falcon supone disparar de inmediato la memoria de la última dictadura militar (1976-83). El modelo de este automóvil, durante los siete años de Estado terrorista, fue el elegido para «chupar» (secuestrar) a los detenidos desaparecidos pero también para vigilar viviendas de guerrilleros, civiles y argentinos que estuvieran bajo sospecha del régimen.

La marca Ford aparece en diferentes páginas de la Conadep (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas ) y en todas ellas, con declaraciones de testigos, se pone en evidencia su complicidad con los militares y la entrega de trabajadores y sindicalistas de su fábrica, que terminaron muertos, torturados o en paradero desconocido. Por todo ello, dos de los responsables de la firma se sientan desde ayer en el banquillo de los acusados.

Se trata de Pedro Muller , de 85 años y de Héctor Francisco Sibilla , de 90. Hoy ancianos, en su juventud se les presume estrechos colaboradores de Santiago Omar Riveros, ex jefe del Cuerpo IV del Ejército, condenado en otras ocasiones por delitos de lesa humanidad y que, una vez más, tendrá que dar explicaciones a la justicia.

Muller no tenía un cargo menor, era el gerente de Manufactura mientras Sibilla estaba al frente de la Seguridad. Tras la muerte del gerente de Relaciones Institucionsles, Guillermo Galarraga (93 años) , quedaron solos frente al Tribunal Oral Federal Criminal 1. Tendrán que defenderse del secuestro y torturas de 24 trabajadores de la empresa que tenía su planta en la localidad de General Pacheco. Allí mismo, los militares, en una de las zonas recreativas tenían instalado algo parecido a un comando de campaña.

Ford vendió a las Juntas Militares, en apenas dos años, 269 vehículos del modelo Falcon . De acuerdo a los documentos y testimonios, fue la propia empresa la que elaboraría el listado del personal díscolo y en especial, de los delegados sindicales que reclamaban atrasos salariales y actualizaciones de sus sueldos. Buena parte de los secuestros se realizaban con total impunidad a la luz del día y en horario laboral, frente al resto de la plantilla. La suerte de los "elegidos" quedó echada el 25 de marzo de 1976, al día siguiente del golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez, viuda de Juan Domingo Perón. Aquel día Galárraga leyó a los trabajadores un documento atribuido al Ejército donde les advertía que debían renunciar a cualquier exigencia laboral. La resistencia de estos se tradujo en los episodios posteriores descritos.

Los detenidos sufrirían las consecuencias de su rebeldía, en forma de torturas y muerte, en diferentes calabozos. Entre otros, en las comisarías bonaerenses de Tigre e Ingeniero Maschwitz que estaban bajo el mando del temible General Camps .

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