Un niño utiliza una linterna para iluminar una panadería, tras el corte de luz en San Cristóbal, estado Táchira
Un niño utiliza una linterna para iluminar una panadería, tras el corte de luz en San Cristóbal, estado Táchira - Reuters

Los «daños colaterales» del apagón de Maduro

Las horas sin energía hacen experimentar la supervivencia en Venezuela, donde hasta los hospitales han tenido que suspender sus actividades por las restricciones eléctricas

Corresponsal en Caracas Actualizado: Guardar
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Maduro ha pedido a las mujeres no usar el secador de pelo en las peluquerías, lo que obviamente no lo cumple ninguna, ni siquiera las chavistas. Nada de perder el glamur en tiempo de crisis. Los hospitales han tenido que suspender actividades por el racionamiento de electricidad. Las empresas reducen su productividad y Venezuela se hunde en la ruina. Hay motivos para echar chispas por el enfado.

Tiendas sin aire acondicionado

Las tiendas abren solo 6 horas, desde las 12 del mediodía hasta las 6 de la tarde, sin aire acondicionado. El calor espanta a los usuarios y disminuye las ventas. Las escaleras mecánicas de los establecimientos comerciales ya no funcionan, y en el Metro de Caracas solo lo hacen de forma parcial.

Los ascensores apenas operan durante seis horas, hay alertas para no quedarse encerrados.

El viernes libre, para hacer cola

Las oficinas públicas abren desde las 8 de la mañana hasta las 12 del mediodía, sólo de lunes a jueves, porque el Gobierno de Nicolás Maduro decretó festivos los viernes para ahorrar energía. Los tres millones y medio de funcionarios dedican el viernes libre para hacer cola en los supermercados más que a actividades de ocio. La luz que ahorran en la oficina la gastan en su residencia con el uso de los ventiladores, aire acondicionado y equipos electrodomésticos.

Desinformación

Cortes de 4 horas diarias, en horarios que van de las 6 de la mañana a la medianoche según en qué zonas. El «plan nacional del apagón», que entró en vigor este lunes, ha crispado a los venezolanos entre el descontento y la desesperación. En el último momento exceptuaron de las restricciones a Caracas, sus alrededores y el estado litoral de Vargas, donde se encuentra el puerto de La Guaira y el aeropuerto internacional Simón Bolívar. Pero en el resto del país el «castigo» de los cortes de electricidad se aplica de manera caótica y confusa en la que nadie tiene idea de cuándo le toca el apagón.

En letra pequeña

Para hacer más difícil la penuria, la lista oficial de las regiones y zonas sometidas al apagón de las 4 horas se ha escrito en letra tan pequeña e ininteligible como la de los contratos bancarios, que ni con lupa se pueden descifrar para tomar previsiones en las residencias particulares o edificios grandes. Desentendiéndose del problema, el Gobierno ha dejado en manos de particulares la autogeneración de electricidad.

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