El favorito, Rodrigo Duterte
El favorito, Rodrigo Duterte - REUTERS
PERFIL RODRIGO DUTERTE

«El Castigador» Rodrigo Duterte, favorito en las elecciones de Filipinas

Durante su periplo como alcalde de Davao, al candidato se le imputan sangrantes lazos con los grupos que sumergieron a la ciudad en el terror

- RANGÚN Actualizado: Guardar
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En los últimos meses, ante su rápida y polémica verborrea, Rodrigo Duterte, máximo favorito a las elecciones de este lunes en Filipinas, ha sido definido como el «Donald Trump del país asiático». Sin embargo, en su defensa, al candidato republicano nunca nadie le acusó de formar parte de «escuadrones de la muerte».

Porque si algo puede decirse de Duterte, antiguo alcalde de Davao, población de millón y medio de habitantes de la isla sureña de Mindanao, es de haber construido una sonora campaña electoral a golpe de pasado.

Durante su periplo como líder local en la década de los 90, sobre Duterte campean sangrantes lazos con los grupos de vigilantes o patrullas urbanas que sumergieron a la ciudad en el terror.

Un liderazgo que le valió el apelativo de «El Castigador» ( Human Rights Watch estima en más de un millar los muertos en Davao en ejecuciones extrajudiciales).

A nivel internacional, no obstante, su mayor altercado tiene nombres y apellidos. Recientemente, el candidato realizaba un controvertido comentario sobre la violación y muerte de una ciudadana australiana, Jacqueline Hamill, donde lamentaba, no tanto la agresión sexual, sino la belleza de la víctima. «El alcalde debió haber sido el primero», declaraba el ahora candidato (Hamill es una de los cinco misioneros asesinados en 1989 durante la toma de rehenes en la prisión de Davao. Otras 16 personas resultaron fallecidas).

Con estos dos precedentes, resulta extraño que Duterte sea el favorito en las elecciones. Para Jejomar Binay, exvicepresidente y también candidato electoral, «es un loco maníaco que no tiene respeto por las mujeres y no merece ser presidente».

A pesar de ello, su promesa de acabar con las mafias de tráfico de drogas y el crimen organizado ha sido determinante.

Con el lenguaje del miedo, eso sí. Duterte ya ha asegurado que su presidencia será «sangrienta», así como ha prometido acabar con todos los criminales, «doblando el salario de los militares y policías así como incrementando su fuerza en los tres mil miembros».

En política internacional, de nuevo, la demagogia ha resultado efectiva. Ante el sonido de sables que despierta la disputa territorial con China en el Mar del Sur, Duterte asevera que un conflicto entre ambos países sería una «masacre». Sobre todo, al recordar las fuertes alianzas de Filipinas con las potencias occidentales, entre ellas, Estados Unidos.

Curiosamente, volviendo a su principal aliado, el propio Duterte reniega de la tan sonora comparación con el candidato republicano Donald Trump a quien acusa de ser, nada menos, que un «intolerante».

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