El presidente Donald Tusk y el primer ministro británico, David Cameron se dan la mano en el inicio de la cumbre celebrada en Bruselas, Bélgica para lidiar con la crisis de los refugiados
El presidente Donald Tusk y el primer ministro británico, David Cameron se dan la mano en el inicio de la cumbre celebrada en Bruselas, Bélgica para lidiar con la crisis de los refugiados - EFE

Cameron aún no tiene apoyos para ganar la votación sobre los bombardeos del miércoles

Los ministros de Defensa y Exteriores telefonearon este fin de semana a diputados laboristas para convencerlos

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El próximo miércoles está previsto que el Gobierno de Cameron lleve a los Comunes la votación para decidir si se extienden los bombardeos a Siria, pues en la actualidad los británicos solo atacan las posiciones de Daesh en Irak. El primer ministro ha reiterado que no llevará el tema al Parlamento mientras no tenga garantías previas de que lo va a ganar, «porque una derrota serviría de propaganda a Estado Islámico». Para ello necesita que algunos diputados laboristas desoigan las directrices de Jeremy Corbyn y lo apoyen, porque en el seno de la bancada conservadora hay parlamentarios contrarios a ampliar los ataques. El ministro de Defensa, Michael Fallon, ha reconocido este domingo en la BBC que a día de hoy aún no cuentan con apoyos suficientes para afrontar la votación con garantías, «tenemos que seguir trabajando en el tema».

Durante el fin de semana Cameron autorizó a los ministros de Defensa y Exteriores a telefonear a diputados laboristas para intentar ganárselos para la causa de los bombardeos y compensar así el «no» de los tories rebeldes.

Mientras en el Partido Laborista la votación ha desatado toda una guerra civil. Corbyn, pacifista y antiguo presidente de Stop de War durante la invasión de Irak, está radicalmente en contra de los ataques a EI en Siria. Alega que habrá víctimas civiles y que «la situación no mejorará, sino que empeorará». También pone en solfa la afirmación de Cameron de que hay 70.000 combatientes sirios moderados con los que se puede trabajar para construir un futuro. Pero la mitad de la cúpula de dirección de Corbyn, su llamado Gobierno en la sombra, discrepa de su líder y apoya los bombardeos, incluidos su número dos, Tom Watson, y su ministro de Exteriores en la sombra, Hilary Benn.

Corbyn concedió este domingo una entrevista en la BBC y allí defendió su autoridad «es el líder quien decide» y también que «se escuche la voz de la militancia». Contó que ha pedido a los simpatizantes laboristas que expresen su opinión y asegura que ha recibido ya 70.000 respuestas, contrarias a los ataques. Los moderados le piden que al menos autorice la libertad de voto el miércoles, pero Corbyn responde que no ha tomado aún una decisión al respecto. Hasta su ministro de Economía en la sombra, el radical John McDonnell, aboga por que se permita ejercer el voto en conciencia. Se da la paradoja de que en sus treinta años como diputado Corbyn se hizo célebre por votar reiteradamente contra las directrices del partido más de quinientas veces rompió la disciplina de voto, sobre todo bajo el centrista Blair, que fomentó la invasión de Irak mientras el que hoy es líder laborista presidía el No a la Guerra.

La prensa conservadora ha publicado estos días que el hartazgo con Corbyn, que se ha situado fuera de los consensos básicos de la política británica, ha llevado a algunos díscolos a pedir consejo legal sobre cómo se podría revocar su mandato. Es difícil, porque en septiembre se impuso en las primarias con una mayoría absoluta espectacular y la militancia ha crecido bajo su mando. Corbyn desdeñó que se estén llevando a cabo esas maniobras para relevarlo: «Eso no va a ningún sitio».

Por otra parte, «The Sunday Times» asegura que si el miércoles se aprueba la extensión de los bombardeos se hará efectiva en solo 36 horas, e incluso antes si los equipos de observación localizan a algún líder de Daesh relevante como objetivo. La estrategia británica sería “cortar la cabeza de la serpiente”, en palabras de Cameron el pasado jueves, cuando defendió los ataques en los Comunes. Irían a por la cúpula dirigente de EI y se centrarían en su cuartel general de Raqqa.

Los británicos se jactan de que cuentan con el misil más preciso del momento, el Brimstone, cuya exactitud en el objetivo ayudaría a minimizar las bajas civiles. Esta semana se enviarán dos bombarderos «Tornado» y seis jets «Typhoon» más a la base británica en Chipre. Con esos refuerzos se quiere pasar de dos a tres rondas de bombardeos al día contra las posiciones del califato salafista.

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