Funeral por el hijo del activista de derechos humanos Pierre-Claver Mbonimpa, que apareció asesinado, este martes en Bujumbura
Funeral por el hijo del activista de derechos humanos Pierre-Claver Mbonimpa, que apareció asesinado, este martes en Bujumbura - AFP

Burundi está «al borde de una violencia que podría derivar en crímenes atroces», alerta la ONU

El Gobierno de Pierre Nkurunziza ha emprendido una feroz represión contra los líderes de la oposición

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Carrera contrarreloj para hacer frente a la ola de represión del presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza. «Burundi se encuentra en una profunda crisis política y una rápida escalada de violencia que tiene graves consecuencias para la estabilidad y la armonía étnica», denuncia el jefe de asuntos políticos de las Naciones Unidas, Jeffrey Feltman.

En las últimas semanas al menos 240 personas han sido asesinadas y 210.000 han abandonado el país (en un Estado de poco más de 10 millones de habitantes). El actual conflicto se remonta a abril, tras la decisión del presidente Nkurunziza de presentarse a un nuevo mandato, a pesar de haber cumplido ya dos los periodos de cinco años que marcaba la Constitución.

Un golpe en la mesa que amenaza la estabilidad regional después de doce años de guerra civil.

«El país parece estar al borde de una violencia que podría derivar en crímenes atroces», advierte el asesor especial de la ONU para la prevención del genocidio, Adama Dieng, quien pide actuar «antes de que sea demasiado tarde».

Ya durante el pasado fin de semana, Révérien Ndikuriyo, presidente del Senado burundés, exigió a los jefes de distrito identificar «casa por casa» a aquellos «elementos que no estuvieran en orden». Como señala la organización International Crisis Group, el lenguaje es «escalofriantemente similar» al utilizado en Ruanda en la década de los 90 antes del genocidio.

El presidente de Ruanda, Paul Kagame, vertía durante el fin de semana sonoras críticas a la ola de violencia encabezada por el Ejecutivo. «La gente está siendo asesinados todos los días, los cuerpos se encuentran en las calles. Los líderes están gastando tiempo matando a la gente», aseguraba.

«Ciertos actos de delincuencia»

Mientras, el Gobierno de Bujumbura niega la mayor. En su comparecencia ante el Consejo de Seguridad, el ministro de Asuntos Exteriores burundés, Alain Nyamitwe, aseguraba que el país «no está en llamas», sino que «hay ciertos actos de delincuencia que tratan de atraer la atención de la comunidad internacional y se les ha frenado».

Recientemente, Amnistía Internacional documentaba las testimonios de víctimas de tortura y otros malos tratos a manos de las fuerzas de seguridad de Burundi desde el pasado mes de abril. En un informe, la organización denunciaba cómo las fuerzas de seguridad burundesas utilizaron técnicas como palizascon barras de hierro y el uso de ácido para producir quemaduras con el fin de obtener «confesiones» y silenciar a la disidencia.

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