Varias personas recogen lo que queda de sus pertenencias de entre los emcombros causados el terremoto en Katmandú, Nepal
Varias personas recogen lo que queda de sus pertenencias de entre los emcombros causados el terremoto en Katmandú, Nepal - efe
Terremoto en Nepal

«Estamos muy asustados porque nadie se esperaba una réplica tan fuerte»

El seísmo sorprendió en Nepal a 152 españoles que estaban ayudando a las víctimas

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Aunque la mayoría de los españoles que permanecían en Nepal ya han salido del país, el potente terremoto de ayer ha sorprendido a algunos que se habían quedado para ayudar a los damnificados por el seísmo de hace dos semanas. Es el caso de Alma Millán, una enfermera nacida hace 62 años en la provincia de Córdoba y afincada en Tarrasa, a quien el temblor, de magnitud 7,3, la encontró almorzando en su hotel de Katmandú con otros dos jóvenes catalanes, los hermanos Gil y Martí Serrat, de 29 y 26 años.

«Ha sido horrible. Ha habido una estampida y todos hemos salido corriendo y gritando porque la tierra no paraba de moverse», explicaba por teléfono Alma Millán a ABC tras el seísmo.

La mujer, que vivió el primer terremoto a las afueras de Katmandú, relataba que «la situación es dramática porque ha habido réplicas muy fuertes y todo el mundo ha entrado en pánico». Además de ofrecerse como voluntaria para curar a los heridos en un hospital, esta entregada enfermera recauda fondos para reparar los daños causados por el primer seísmo en un colegio del barrio de Jarongku 18, donde estudian 132 niños de familias pobres gracias a la ONG Fundación para la Educación del Desarrollo (Edfon).

Venían de una ruta

Por su parte, los hermanos Serrat llegaron el lunes por la mañana a Katmandú tras completar una ruta de senderismo de dos semanas entre Jiri y el campamento base del Everest, arrasado por una avalancha provocada por el primer temblor. Precisamente, dicho seísmo les sorprendió en plena montaña durante la primera jornada de su expedición, que completaron tras avisar a su familia de que se encontraban bien. «La sensación ha sido muy distinta. Aquí en Katmandú, rodeados de edificios altos y con toda la gente chillando alrededor, lo hemos sentido con más intensidad», contaba Gil.

Tras refugiarse en la calle, alejados de edificios altos que pudieran desplomarse, Alma Millán y los hermanos Serrat tenían previsto buscar cobijo en el Consulado Honorario de España, situado en el hotel Dwarika. Hasta el domingo, dicho establecimiento era el cuartel general del dispositivo de búsqueda y repatriación de los nacionales atrapados en Nepal tras el terremoto del 25 de abril. De hecho, allí siguen alojados dos funcionarios enviados por la Embajada de España en la India para coordinar la emergencia y los tres agentes de la Policía Científica desplazados a Nepal para analizar los posibles restos que se encuentren de los seis montañeros desaparecidos en el valle de Langtang.

A través de su cuenta de Twitter, el vasco Erik Ugarte, que trabajaba para la UE y dirige una ONG educativa en la devastada ciudad de Bhaktapur, asegura que «todavía es pronto para evaluar daños importantes, pero no parece que haya muchos en Katmandú». Desde el perfil en Facebook de su restaurante, La Casita de Boudhanath, los madrileños Montse Sánchez y Daniel Mateo informaban a sus amigos y familiares de que se hallan a salvo, ya que era imposible contactar con ellos por teléfono. «Otro terremoto nos ha estremecido y ha sido seguido por algunas réplicas, pero estamos bien, como nuestro equipo, nuestros clientes y algunos de nuestros amigos», escribieron en dicha red social, desde donde están organizando una campaña de donaciones para las víctimas.

«Estamos muy asustados y sorprendidos porque nadie se esperaba una réplica tan fuerte», reconocía por teléfono con su perfecto castellano el nepalí Bibhushan Raj Joshi, quien dirige el restaurante español El Mediterráneo y estaba celebrando un cumpleaños familiar cuando el temblor sacudió Katmandú diez minutos antes de la una del mediodía. «Llevábamos dos semanas intentando recuperar la normalidad y la gente que estaba acampada en la calle por miedo a las réplicas empezaba a volver a sus casas para dormir, pero les ha entrado el pánico de nuevo», se lamenta este empresario. Tal y como recordaba, el temblor duró unos 25 o 30 segundos que se le hicieron interminables, ya que fue más fuerte que las frecuentes réplicas que ha venido sufriendo el país durante las dos últimas semanas.

A tenor del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ya se ha contactado con los 152 españoles que siguen en Nepal y «gracias a Dios, no hemos tenido ningún disgusto».

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