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Alonso, un boxeador en la lona
Actualizado: 21:03

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Alonso, un boxeador en la lona

Su lucha por el quinto puesto en Abu Dabi da buena muestra de en qué situación acaba Fernando Alonso una temporada que comenzó con la mayor ilusión

04.11.13 - 21:03 -
Alonso, un boxeador en la lona
Alonso, durante las pruebas médicas en el hospital de Abu Dabi. /Efe

Fernando Alonso acabó su jornada en Abu Dabi en una camilla. Como un boxeador al que le han dado tantos directos a la mandíbula que apenas puede hablar, el piloto asturiano terminó su jornada de trabajo mirando al techo de una sala de hospital, después de que en su pelea con Jean Eric Vergne sufriera un impacto de algo menos de 15 G (es decir, quince veces la fuerza de la gravedad) sobre su cuerpo. La imagen, tuiteada desde el móvil de su fiel representante Luis García Abad, dio la vuelta al mundo unas horas después de finalizada la prueba en el circuito de Yas Marina, donde el único Ferrari que parece infalible es el de la inmensa montaña rusa que lo corona.

Alonso está abatido. No en cuanto el ánimo, que en parte también, sino psicológicamente. Otro año más, está peleando por el puesto más cruel de la historia del deporte, el segundo. El primero de los perdedores, que decía Ayrton Senna. A falta de dos carreras, la suerte, la poca que le ha acompañado, está con él: el abandono de Kimi Räikkönen juega a en favor en la lucha por el subcampeonato. En palabras de Stefano Domenicali, han “minimizado daños”. No pueden hacer otra cosa, vista la superioridad con la que Sebastian Vettel está completando su cuarto año de gloria en un ciclo triunfal que no parece tener fin. “Ahora debemos hacer frente a las últimas dos carreras de la temporada, ambas en condiciones y tipos de pista muy distintas. La motivación sigue siendo altísima y con ella intentaremos gestionar de la mejor forma posible el coche con el que contamos”, afirmaba un Domenicali al que los tifosi ya ni le cuestionan, sólo le obvian.

Un 2014 que no llega

El final de la campaña 2013 se está haciendo insoportablemente largo en Maranello. La oportunidad que brinda el 2014, con nuevos motores, nuevas normas e incluso una nueva formación de pilotos se atisba como un halo de luz al fondo de un negro presente. Un presente que se resume en dos carreras: Austin y Brasil. Dos grandes premios con muy diferentes características, de horario vespertino para los europeos y con una certeza que se ha convertido en una obviedad: todos los pilotos buscarán hacer claudicar a Sebastian Vettel.

Para ello, todos los equipos realizarán los últimos remaches en unos monoplazas a los que les quedan muy pocos kilómetros de vida. Esas comúnmente llamadas mejoras en el caso de Ferrari pueden ser 'peoras'. Y es que ya nadie confía en que los del equipo italiano sean capaces de introducir las pocas evoluciones que les quedan con éxito. Los fallos de funcionamiento de sus monoplazas no sólo exasperan a los aficionados y a los propios pilotos, sino incluso a sus propios responsables. Por no funcionar, no funcionan ni los sensores. Prueba de ello es que en el anteriormente citado tuit del representante de Alonso se había escrito '28 G', como muestra de que esa había sido la presión que había aguantado la espalda del piloto asturiano. Y eso es lo que marcaba el sensor del F138... hasta que descubrieron que estaba mal calibrado y que, en realidad, había soportado fuerzas de menos de 15 G. Algo nada desdeñable, por otra parte. Es por eso que para Austin y Brasil, en Ferrari confían más en la inspiración del propio Alonso que en el aporte que pueda dar su propio bólido. Increíble en esta época de la Fórmula 1, pero real.

Además del propio Alonso y, cómo no, del tetracampeón Vettel, uno de los pilotos que más focos atraerán en lo que queda de campaña es Felipe Massa. El piloto brasileño dejará Ferrari al final del presente 2013, y a diferencia de otros 'ex' de la Scuderia, no está mostrando una lealtad propia de un corredor que acarició la gloria sin éxito en 2008. En las últimas carreras, desde el mismo día en que se confirmó que la paciencia con él en los despachos de Maranello se había acabado, ha demostrado que no está dispuesto a ceder ni un ápice en favor de Fernando Alonso, que él corre para sí mismo y que, pese a que en el equipo hagan las argucias que quieran -como la, cuanto menos, sospechosa estrategia de Abu Dabi que le relegó al octavo puesto- tratará de mirar únicamente por sus intereses. ¿Dará la sorpresa? Pocos lo esperan, pero cosas más raras se han visto.

Otro de los que se ha llevado muchas miradas es Kimi Räikkönen. El finlandés, que ni siquiera se quedó a ver la carrera en Abu Dabi, afronta sus últimos meses con Lotus bajo la incertidumbre de si le pagarán los más de once millones de euros que le deben. Los últimos reportes apuntan a que los nuevos inversores, la empresa Quantum F1, ha llegado a un acuerdo con él para abonarle todos los atrasos. ¿Veremos de nuevo a un Kimi batallador en las últimas pruebas que quedan? Sería una manera muy elocuente de cerrar una etapa para abrir su segunda era en Ferrari.

Pero sobre todo hay una duda por encima de todas: ¿veremos de nuevo a Fernando Alonso en lo más alto? El podio parece un objetivo factible si, como él mismo afirmó, recortarán diferencias en los dos circuitos que quedan. La victoria se resiste para el asturiano desde el Gran Premio de España, cuando aún parecía que tenía opciones para el título. Desde Ferrari afirman que será difícil volver, pero no imposible. Ahora mismo, el boxeador está escupiendo sangre al suelo, pero aún no ha tirado la toalla. Aunque el combate esté perdido desde hace varios asaltos, intentará acabarlo con dignidad.

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