Íñigo Méndez de Vigo en el año 1977 (I) y en el 2016 (D)
Íñigo Méndez de Vigo en el año 1977 (I) y en el 2016 (D) - ABC - EFE

O tempora, o mores: el verano francés de Íñigo Méndez de Vigo

El Ministro de Educación, Cultura y Deporte en funciones cuenta a ABC cómo fue su verano de 1977

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace unos días, mientras hacía orden –o, lo que es lo mismo, tiraba papeles viejos- me encontré con una foto del verano de 1977. Aunque les cueste creerlo, el de la cinturita de avispa, la pelambrera insultante, la mirada a lo Elvis Presley –eso decían algunas partidarias- y la camisa estratégicamente desabrochada por la que asoma -¡oh cielos!- una cuchilla de afeitar, es el abajo firmante.

Estamos en 1977. Mis padres pensaban que habían enviado a su primogénito a Caen, ciudad reputada por sus callos, pero realidad me encontraba en Cannes, más conocida por su Festival de Cine. Cosas de la mala pronunciación. Creía venir de «un viejo país ineficiente, algo así como España entre dos guerras civiles» y me encontré explicando a los alumnos del Lycée International los avatares de la transición política, el papel del rey, las elecciones democráticas tras la muerte de Franco y la ilusión que provocaba lo que más adelante fue la Constitución de la concordia.

Puse medias suelas a mi vida al tiempo que los españoles abandonábamos el Spain is different para convertirnos en un país ávido por compartir un futuro común con el resto de los europeos.

En aquellos dos meses surgió un amor imperecedero por las canciones de Serge Reggiani y por el autor de À la recherche du temps perdu. También guardé en la retina el fogonazo provocado por algún verso de Rimbaud o Baudelaire. No sabía entonces lo que me deparaba el destino, pero no me preocupaba los más mínimo ignorarlo: de aquel verano del 77 conservo el dulce recuerdo de esperarlo todo de la vida sin pedirle nada a cambio.

Íñigo Méndez de Vigo en el 77
Íñigo Méndez de Vigo en el 77 - ABC
Ver los comentarios