Dominique Strauss-Kahn, padre de un hijo ilegítimo de 5 años

Según desvela la revista francesa «Closer», el político tuvo un niño fruto de un romance mientras aún estaba casado con Anne Sinclair

MADRID Actualizado: Guardar
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Las andanzas de Dominique Strauss- Kahn bien darían para rodar una trepidante película de deseos ocultos, ambición de poder, prostitución y ríos de champagne. De hecho, el pasado mes de marzo ya se estrenó «Welcome to New York», una cinta en la que se narra el escándalo sexual en el que se vio envuelto en 2011 cuando aún era el director del FMI, después de que una limpiadora del hotel Sofitel de Nueva York lo acusara de violación. Que se preparen los guionistas porque de la vida de este político francés de 66 años vuelve a brotar más material digno de ser llevado a la gran pantalla. El conocido como DSK tiene un hijo secreto de 5 años.

Según la revista francesa «Closer», la madre del pequeño acudió esta semana a los tribunales para dirimir un enfrentamiento por la manutención.

El político se sometió a un test de ADN que confirmó su paternidad, dándole la razón a la mujer de 45 años que hace año y medio lanzó el proceso para que Strauss-Kahn reconociera a su vástago. Se le reclama una pensión de 8.000 euros mensuales, cifra sobre la que el Tribunal Superior de París se pronunciará a finales de enero.

Echando cuentas, el encuentro sexual entre ambos se habría producido cuando aún estaba oficialmente casado con su tercera esposa, la periodista Anne Sinclair.

Familia numerosa

El político ya tiene otros cuatro hijos, Vanesa, Marine, Laurin (fruto de su matrimonio con Hélène Dumas) y Camille (nacida de su unión con Brigitte Guillemette). Con su última esposa, Anne Sinclair, no tuvo niños. Su matrimonio quedó dinamitado en 2012, un año después de que saltara el escándalo que obligó al economista a dimitir de su cargo y olvidarse de su futuro en la política.

La pesadilla de DSK comenzó cuando Nafissatou Diallo, una inmigrante guineana, le denunció por haberla atacado el 14 de mayo de 2011, en el Hotel Sofitel Nueva York donde ella limpiaba, asegurando que la había golpeado y violado. El entonces presidente del FMI negó los hechos, pero las pruebas de ADN demostraron que había semen suyo en las ropas de la mujer y los informes médicos confirmaron el desgarro vaginal de la víctima. El asunto se cerró con un suculento acuerdo monetario entre la camarera y el político, siendo este absuelto de todos los cargos.

Una vez concluido aquel grotesco capítulo, en 2012 estalló otro rosario de escándalos prostibularios protagonizados en París, Nueva York, Washington, y Lille (norte de Francia). DSK participó en tumultuosas fiestas y orgías y se le acusó de estar involucrado en una red de proxenetismo internacional. A lo largo de tres años de instrucción y dos semanas de proceso, el Tribunal de Lille acumuló una impresionante relación de testimonios. Proxenetas y profesionales del sexo contaron con prolijos detalles sus gustos y aficiones.

La figura emblemática del socialismo francés se defendió siempre afirmando que desconocía que la mujeres eran prostitutas. Simplemente se trataba de «chicas libertinas», dispuestas a complacer libremente sus más íntimos caprichos.

Una vez más, logró salir airoso de la situación. El pasado mes de junio, el Tribunal de Lille le absolvió del cargo de proxenetismo que se le acusaba. De haber sido declarado culpable, podría haberse enfrentado a una pena de 10 años en prisión.

No hay duda de que el insaciable apetito sexual de Strauss-Kahn acabó devorando su faceta como político. Su paso por el FMI siempre fue interpretado como una oportunidad de ganar talla internacional y prestigio dentro de Francia. La idea era regresar fortalecido para entrar en la batalla por el Elíseo. Estaba considerado como el principal aspirante del Partido Socialista en la lucha por la presidencia en 2012 e incluso había empezado una campaña de acoso y derribo contra el entonces presidente Nicolas Sarkozy. La pasión ganó a la razón. Sus deseos sexuales acabaron con todo.

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