Carolina de Mónaco: «Estábamos más cerca de nuestra niñera que de nuestros padres»

Los hermanos Grimaldi ofrecen varias entrevistas en las que narran cómo fue su infancia en el palacio monegasco

Alberto de Mónaco, Carolina de Mónaco, Estefanía de Mónaco y Camille Gottlieb GTRES

ABC.ES

Este 2018 se está convirtiendo en un año diferente para la familia Grimaldi. La boda de Carlota Casiraghi marcará el año en el que su tío, el príncipe Alberto, ha cumplido 60 años . La cifra redonda ha llevado a la familia real monegasca a ofrecer entrevistas y abrir las puertas de su vida privada. En una de ellas, Alberto , Carolina y Estefanía de Mónaco , hijos del príncipe Rainiero y Grace Kelly , han recopilado historias de su infancia que serán publicadas en el libro «Alberto de Mónaco, el hombre y el príncipe».

Según Carolina de Móanco, hasta los 14 años los jóvenes no se sentaron en la mesa para comer con sus padres. Su relación más estrecha era con su institutriz, Maureen Wood . «Fue la figura clave de nuestras vidas. Estábamos más cerca de nuestra niñera que de neustros padres», comenta.

Los príncipes Rainiero y Gracia de Mónaco con sus hijos

Con una infancia acostumbrada a los fotógrafos, los Grimaldi explican que «teníamos que estar siempre listos. A los 12 años yo estaba exasperada , no quería tener nada que ver con todo eso. Éramos demasiado jóvenes».

En una ocasión, con sus padres fuera del palacio con motivo de la boda de los reyes Constantino y Ana María de Grecia, la niñera organizó su propia cena de gala con los pequeños: «Decidí que también nostros tendríamos nuestra cena de gala en palacio. El cocinero preparó un menú especial, Carolina se puso un vestido de su madre y Alberto se vistió de uniforme, pusimos música y bailamos». La cercanía entre los niños y la niñera era tal que, cuando se iba de vacaciones, Carolina y Alberto le rogaban que no se fuera.

El amor de Carolina por Alberto

También destacan las memorias de la princesa Estefanía, a quien su hermano llama su «espía de la ciudad». La pequeña de los Grimaldi reconoce que echa de menos la relación que tenía con su hermano antes de que asumiera el cargo de príncipe de Mónaco.

«Sigue igual, aunque mucho más cansado. Muchas veces me gustaría que me dijera que viene a cenar o a comer a casa, como hacía antes. A veces, no tiene tiempo ni para llamarme» , lamenta.

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