Pistorius junto a Reeva Steenkamp
Pistorius junto a Reeva Steenkamp - abc

El arresto «mansionario» de Oscar Pistorius

Este viernes está previsto que Pistorius salga en libertad condicional por buen comportamiento

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Martes once de septiembre de 2012. Con las preseas aún calientes en el cuello, el héroe retorna a Ítaca. No está solo en el camino, eso sí. Apenas cruzadas las puertas de regreso, el paladín es vitoreado por decenas de personas. ¿El premio ofrecido a la masa ante la espera? Dos oros y una plata. «El verano ha sido un sueño cumplido», asevera, escueto, el ídolo. El público vibra con sus palabras.

Casi tres años después de que Oscar Pistorius disfrutara en el aeropuerto O.R. Tambo de Johannesburgo (Sudáfrica) de un recibimiento propio de una figura mitológica, el atleta emprende ahora otro regreso. Aunque éste, bien diferente. Y mucho más corto.

Entonces, en 2012, en unas imágenes que ya parecen de blanco y negro, el hijo pródigo regresaba a Sudáfrica tras los éxitos cosechados en los Juegos Paralímpicos de Londres

. Sin ni siquiera abandonar el aeropuerto, incluso, miembros del Gobierno le hacían entrega de un cheque cercano a los 50.000 euros por sus logros. Ahora, con el nuevo destino, sin embargo, la turba ya no parece rendida a sus pies metálicos.

Esta semana (previsiblemente el próximo viernes) está previsto que Pistorius salga en libertad condicional tras cumplir diez meses de la condena (a cinco años) que le fue impuesta por la muerte de su novia, Reeva Steenkamp. El velocista se trasladará entonces a una de las viviendas que su tío Arnold mantiene en Waterkloof, uno de los barrios más adinerados de la capital sudafricana, Pretoria.

Huelga decir que, aquí, el concepto de adinerado no es un juicio de valor casual, en una mansión que cuenta con más de una docena de habitaciones y gimnasio privado. No obstante, Pistorius deberá llevar una pulsera electrónica para registrar sus movimientos.

Quizá ya pocos dudan, que tres años después de alcanzar la gloria en Londres, la causa penal del atleta es incluso más conocida que sus éxitos deportivos: el pasado mes de octubre, el medallista paralímpico era condenado a cinco años de prisión por matar a su novia, después de realizar cuatro disparos a través de la puerta cerrada del baño porque pensaba que había un intruso en su interior.

El cuerpo sin vida de Steenkamp apareció el 14 de febrero de 2013 en la vivienda de Pistorius en la capital sudafricana. En este sentido, la juez Thokozile Masipa aseguró que el Estado no había conseguido probar la intencionalidad por parte de Pistorius de matar cuando disparó.

A pesar de que este viernes está previsto que Pistorius salga en libertad condicional, el pasado lunes la Fiscalía presentaba una apelación contra el veredicto de homicidio culposo, al argumentar que el atleta debería haber sido condenado por asesinato. En su opinión, los fiscales aseguran que, si Pistorius sabía que había alguien detrás de la puerta del baño cuando disparó, tenía la intención de matar.

No es la única polémica, después de que su (posible) salida de prisión cumplidos diez meses haya sido interpretada en ciertos sectores como un cierto trato de favor al atleta. Ante las posibles dudas de mentes malintencionadas, no hay conflicto real, la Justicia sudafricana ampara totalmente su caso: Después de haber cumplido un sexto de la condena en una celda, el reo que goce de buen comportamiento puede solicitar el arresto domiciliario.

Sin embargo, el arresto «mansionario», como algunos ya califican el nuevo destino penal de Pistorius, desde la prisión Kgosi Mampuru II de Pretoria a casa de su tío Arnold tampoco es casual. En marzo del pasado año, el atleta paralímpico decidía poner en venta su domicilio, ubicada en la lujosa urbanización Silver Woods Country Estate de la capital sudafricana. Una vivienda, valorada en nada menos que 332.000 euros.

Tres años después de aterrizar en el aeropuerto de Johannesburgo con la gloria colgada bajo el cuello, Pistorius «regresa» de nuevo a casa. Aunque, esta vez, ni siquiera la vivienda será ya suya.

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