La diseñadora Sybilla. Abajo, diseño de Balenciaga
La diseñadora Sybilla. Abajo, diseño de Balenciaga - ABC
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Inmigrantes que hicieron grande la moda francesa

Una exposición recoge en París el legado que los diseñadores extranjeros han dejado en la historia de la alta costura de Francia

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Francia descubre con cierto retraso que, en verdad, páginas y capítulos enteros de la historia de su alta costura, su glamour y su moda más cosmopolita fueron escritos por inmigrantes españoles, italianos, magrebíes, húngaros, alemanes..., refugiados en París en busca de una patria de adopción.

La exposición «Fashion Mix», presentada en el Museo de la Historia de la Inmigración (MHI), reconstruye muy parcialmente esa historia por escribir, rindiendo homenaje a inmigrantes y refugiados como los españoles Cristóbal Balenciaga (vasco de Guetaria) y Paco Rabanne (vasco de Pasajes); Sybilla(neoyorquina), Azzedine Alaïa (tunecino de Jemmal), Yves Saint-Laurent (argelino de Orán, nacionalizado francés), Karl Lagerfeld (alemán de Hamburgo), Nina Ricci (italiana de Turín), Catherine de Karolyi (húngara de Budapest), entre otros creadores que también influyeron en la historia de la moda y la alta costura francesa de manera más o menos pasajera, como el gibraltareño John Galliano o el italiano Gianfranco Ferré...

«Fashon Mix» recuerda, por vez primera, la importancia crucial que tuvo la condición de inmigrantes, nada acomodados, las más de las veces, en las creaciones originales de los grandísimos artistas que contribuyeron a cambiar el rumbo de la historia de la alta costura francesa.

Los casos de Cristóbal Balenciaga y Paco Rabanne tienen una importancia significativa en esa historia mal conocida del glamour parisino. Balenciaga fue hijo de una familia muy modesta. Solo consiguió instalarse y triunfar en París, con su propio apellido, tras salvar todos los incontables obstáculos que debe afrontar el inmigrante en una patria que comienza por serle hostil, antes de rendirle homenaje con los brazos abiertos. Paco Rabanne, por su parte, comenzó por ser un inmigrante político. Su padre fue fusilado por las tropas del general Franco.

Yves Saint-Laurent pasa por ser, con razón, uno de los genios absolutos de la alta costura francesa. En verdad, la suya es la historia bastante típica de los argelinos- franceses condenados al destierro tras el estallido de la revolución contra el antiguo poder colonial, en Argelia. El gran parte de YSL se enriqueció con unos mestizajes culturales de inmenso calado.

Caso muy semejante es el de Azzedine Alaïa, huido de su Túnez natal en busca de pan, libertad y reconocimiento en el París que fue y sigue siendo tierra de asilo y destierro para muchos grandes creadores magrebíes.

Catherine de Karolyi, la gran creadora que cambió la historia de Hermès, huyó con su familia de Budapest por razones esencialmente políticas, tras la instauración de un régimen comunista.

El destierro de Lagerfeld

Karl Lagerfeld pudo crecer y hacer carrera en su Hamburgo natal. El suyo comenzó siendo un destierro espiritual y erótico. El joven homosexual hipersensible encontró en París una patria de adopción que le permitió «liberarse» lejos de la «sociedad asfixiante» de la que huía en busca de un «hogar» íntimo que le permitiese construir un mundo nuevo de fantasías que, en su caso, estuvieron influidas por la obra de otra desterrada en París, María Casares (gallega convertida en gran dama del teatro francés), intérprete de un gran clásico del cine francés, «Les Dames du bois de Boulogne».

Franceses de adopción, finalmente, Cristóbal Balenciaga, Paco Rabanne, Karl Lagerfeld, entre tantos otros, siempre fueron fieles a unas raíces íntimas, personales, familiares, que ellos utilizaron para cambiar el rumbo de la historia de la moda, el glamour y la alta costura francesa.

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