Luz verde de la Cámara gallega a las cuentas de la «recuperación»

El pleno del Parlamento aprobó ayer con los votos a favor del PP y el rechazo de la oposición los presupuestos de Galicia para el próximo año, que se elevan a 8.804 millones de euros de gasto no financiero, un 4,3 por ciento más que el año anterior. Se trata de los séptimos presupuestos aprobados con Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta y los primeros «expansivos» desde su llegada, según recalcó el PP, único grupo que los ha votado a favor y que rechazó las 1.307 enmiendas presentadas por los grupos de la oposición.

Las cuentas aprobadas por el pleno de la Cámara dibujan un cuadro macroeconómico en el que la economía está previsto que crezca un 2,5 por ciento el próximo año y que el paro se reduzca en casi dos puntos sobre el actual, hasta el 18,3 por ciento, con la creación de 18.000 empleos equivalentes a tiempo completo.

Los presupuestos, además, irán acompañados de una ley de medidas fiscales y administrativas que saldrá adelante hoy y que contempla la reducción del IRPF de en torno a 2 puntos, del impuesto de sucesiones y donaciones «para el 99% de los gallegos» hasta 400.000 euros y el programa de «impuestos cero en el rural», que tendrá un impacto sobre las arcas públicas de entre 140 y 150 millones de euros.

Tras la aprobación del presupuesto, el conselleiro de Hacienda, Valeriano Martínez, destacó en los pasillos del Parlamento que los presupuestos demuestran que la Xunta pretende «trasladar a los gallegos la recuperación económica, que ya empieza a ser profunda». También recalcó que la aprobación repercute en la «estabilidad y la certeza» de unos presupuestos que conllevan «una profunda reforma fiscal», con medidas sociales que favorecerán «una recuperación justa».

Por su parte, desde la oposición socialista, Méndez Romeu se aventuró a decir que los presupuestos suponen «el final de una etapa política que comenzó en el 2009 con la llegada de Feijóo al Gobierno. Desde AGE, la diputada Yolanda Díaz pidió el adelanto electoral y la nacionalista Ana Pontón los calificó de «injustos y regresivos».