La diputada Paz en los pasillo del Parlamento de Galicia
La diputada Paz en los pasillo del Parlamento de Galicia - MIGUEL MUÑIZ
ENTREVISTA

Tereixa Paz: «Quedar fuera de O Hórreo será difícil de gestionar»

La diputada orensana es una de las firmantes del «Llamamiento de Vidán» para refundar el nacionalismo gallego

Santiago Actualizado: Guardar
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Es una de las firmantes del Llamamiento de Vidán, una declaración que da por cerrado el ciclo del BNG y pide crear un nuevo espacio para el nacionalismo gallego.

—Firma el Llamamiento de Vidán. ¿Es un SOS a la desesperada?

—Es la constatación de que los nacionalistas, si de verdad creemos que en Galicia debe haber una fuerza con capacidad para incidir social, política y electoralmente, tenemos que hacer una concentración parcelaria para intentar reilusionar a la gente, que vea en el nacionalismo un proyecto útil para el país y que puede operar para resolver sus problemas.

—¿Cómo se llegó hasta aquí?

—Supongo que por muchas circunstancias, de las que somos todos responsables. En muchas ocasiones, en lugar de buscar consensos alimentamos los disensos.

Y llegó el momento de que todos los nacionalistas, y no solo el BNG, tenemos la constatación empírica en base a los datos electorales de que no acaba de cuajar ningún proyecto útil para el país. Llegó el momento de ponernos de acuerdo.

—¿La refundación no funciona?

—Hay que darle una oportunidad, por supuesto. Pero creo que la refundación no tiene que ser solo dentro del BNG, sino con nacionalistas que están fuera, organizados o no, que ya estuvieron o no dentro, con gente joven... Es una tarea que no compete solo al BNG

—¿Confluir es disolverse?

—Todo depende. Desde luego, en las circunstancias actuales, con lo que está pasando en En Marea, es difícil sostener que ese sea un proyecto que responda a claves políticas exclusivamente gallegas. Yo, momentáneamente, lo desecharía como proyecto para el nacionalismo, lo que no impide que se pueda llegar a acuerdos para transformar la realidad gallega. Lo que sí se demostró en los últimos meses, es que responde más a los intereses de Podemos que de las fuerzas políticas gallegas que estén dentro.

—Pero dentro de la Marea hay un sector declaradamente nacionalista...

—Sí, pero la realidad constata que dentro de esa tensión interna que tienen el nacionalismo y Podemos, la batalla va ganándola Podemos.

—¿Y si el BNG entrara en esa confluencia, no reforzaría el perfil nacionalista?

—Eso ahora mismo es demasiado tarde para experimentarlo. Igual si se hubieran dado otras circunstancias previas en el nacionalismo, eso podría haber sido posible. Ya no es subsanable. Debemos superar la visión cortoplacista de las autonómicas. Debemos pensar más en un escenario postelectoral para la reconstrucción del nacionalismo.

—¿El BNG se hizo antipático?

—Creo que se alejó de su base social. Recibió muchas advertencias de ese alejamiento por parte de su electorado. Y que no tuviéramos la capacidad para reconducir o reorientar aquello que estábamos haciendo mal y la gente nos decía que hacíamos mal nos pudo hacer algo antipáticos.

—Otros compañeros optaron por dejar el Bloque

—Yo de momento no tengo intención ni barajé la opción. Sigo creyendo que, por ahora, aun con todas sus imperfecciones, el BNG sigue siendo el instrumento más útil para el nacionalismo de este país. Si defiendo que se necesita una reconcentración parcelaria, no podemos seguir dividiendo leiras.

—La Asamblea de La Coruña le abrió la puerta a mucha gente.

—Creo profundamente en la democracia y que se deben acatar los resultados de la democracia. Pero los resultados hay que saber leerlos, y uno de los errores del BNG en la última década fue no saber los resultados de las asambleas. Debió haber capacidad para integrar a las minorías y sus propuestas para evitar la centrifugación de personas.

—¿Pero es realista el discurso de la actual dirección del BNG pidiendo el regreso de Anova?

—Yo creo que no. No es realista pensar que la gente que se fue vuelva al Bloque como tampoco lo es creer que los del BNG vamos a irnos a Anova o Compromiso. No se pueden pedir rendiciones absolutas. Busquemos un espacio político en el que la única línea roja sea la condición nacionalista, no supeditada a ninguna fuerza de ámbito estatal y que defienda los intereses del pueblo. Y que los máximos de unos sean los mínimos de otros.

—¿Quedar fuera del parlamento es quedar al borde de la extinción?

—Si una fuerza política pretende operar en el país y no tiene presencia en su Parlamento, dificulta mucho su posibilidad de ser una alternativa. Quedar como fuerza extraparlamentaria sería un golpe difícil de gestionar.

—Sorprende que uno de los firmantes de Vidán sea el anterior portavoz nacional, Xavier Vence.

—No puedo hablar por nadie. Pero a veces las cosas se analizan mejor con cierta perspectiva temporal y de responsabilidades. No sé si él tenía la misma percepción de la realidad antes de las elecciones de diciembre, que fueron un baño de realismo. Muchos cambiamos nuestra visión a partir de ese momento.

—El problema de la confluencia, ¿es un problema de ideología o de personas?

—De práctica. Desde diciembre hasta ahora, en relación con las Mareas, pasaron muchas cosas que dificultan la confluencia desde el ámbito de las ideas. Había una organización política que decía operar en los intereses de Galicia que tendría grupo propio, pero más allá de los obstáculos legales, podían haberse como Compromís irse al grupo mixto o, como hizo en Marea, permanecer dentro de Podemos. Eso dificulta a una organización nacionalista su integración en ese ámbito o pensar incluso en la posibilidad. Para estas elecciones de junio ya renunciaron incluso al grupo. Eso no quiere decir que los nacionalistas que estén ahí dentro no estén en disposición de rectificar en el futuro.

—Entonces no es una cuestión de personas...

—Bueno, esas cuestiones existen. Hay que reconocer que en el nacionalismo, en los últimos años, pasaron cosas y aún hay gente lamiéndose las heridas. Y es un error, porque al principio eso ayuda a la curación, pero si sigues así cuatro años después impides que cicatrice. Dejemos eso y construyamos algo de futuro.

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