PerfilUn botones, un bancario y un manager: así comenzaron los jefes de la trama Gürtel

Francisco Correa Sánchez (Casablanca, 1955) pasó de trabajar en agencias de viajes a convertirse en Don Vito -el apelativo con el que llegó a ser conocido- en una carrera meteórica que comenzó como botones en un hotel de Madrid a los trece años, le llevó a amasar una fortuna y codearse con los círculos más selectos del país, y se truncó de forma definitiva con su detención en el año 2009.

Había estallado el caso Gürtel (su apellido en alemán). Este viernes, se ha conocido la primera sentencia de una de las piezas de la trama, que le condena a trece años de cárcel. Con todo, Correa ya sabe lo que es estar en prisión, toda vez que permaneció en Soto del Real de forma preventiva bajo la acusación de haber cometido supuestamente los delitos de cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, fraude fiscal, asociación ilícita y falsificación documental.

Correa abandonó la cárcel después de que su madre abonara una fianza de 200.000 euros.

Ahora, con la sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana tendrá que abandonar su lujosa residencias en la urbanización madrileña de Sotogrande y sus pasos volverán a dirigirse a una cárcel, al igual que Pablo Crespo y Álvaro Pérez, sus dos hombres de confianza en el entramado de empresas que, según la sentencia, se «creó ex profeso para manipular concursos públicos y participar activamente en el cambio de las condiciones exigidas a los adjudicatarios».

Para ello, Correa trabajó codo con codo con Pablo Crespo (Pontevedra, 1960), un empleado de banca que hizo carrera en el PP de Galica y que terminó forjando un negocio para la organización de eventos. El líder de la organización logró diversificar su negocio en Valencia de la mano de Álvaro Pérez, conocido como «El Bigotes». Exsobrino político del actor Andrés Pajares, del que llegó a ser manager, Pérez también entró de lleno en la organización de actos para el PP a través de su empresa (Orange Market).

Los tres fueron detenidos en la misma operación dirigida por el juez Baltasar Garzón en febrero de 2009. Este viernes, justo ocho años después, los tres han sido condenados a prisión.