Un momento de la obra El Discurso del Rey
Un momento de la obra El Discurso del Rey - ABC
ENTREVISTA A LA DIRECTORA DEL «DISCURSO DEL REY»

Magüi Mira: «Soy republicana, pero reconozco que Jorge VI fue un monarca ejemplar»

El teatro Olympia de Valencia estrena hoy la versión de Emilio Hernández sobre el texto de «El discurso del Rey»

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Los grandes discursos han escrito la historia de las naciones y de los grandes movimientos sociales. Churchill, Lincoln, Martin Luther King… todos ellos pusieron voz y palabra a momentos históricos cruciales; y al hacerlo ponían de manifiesto su autoridad como líderes de masas. Pero no todos los hombres de poder nacen con el don de la palabra, como le ocurrió al príncipe Alberto de Inglaterra (1895-1952), padre de la actual reina Isabel II. Cuando su hermano Eduardo abdicó de la corona para casarse con una plebeya norteamericana, “Bertie” -como le llamaban sus amigos- se vio obligado a convertirse en Jorge VI y asumir la responsabilidad sobre un Imperio ya en declive y un país todavía herido por la Primera Guerra Mundial.

Con la radio como medio de comunicación principal con sus súbditos, el nuevo monarca se vio en el brete de vencer como fuese la grave tartamudez que le perseguía desde niño. La suya fue una historia de superación a puerta cerrada que se hizo pública muchos años después, cuando el guionista David Seidler, quien también había sufrido problemas con el habla de pequeño, quiso llevarla a la pantalla grande.

La película, dirigida por Tom Hoope, ha vivido después varias vidas en los escenarios. Una de ellas es la que llega mañana al teatro Olympia de Valencia, donde permanecerá en cartel hasta el domingo. Bajo la dirección de Magüi Mira, esta versión de Emilio Hernández cuenta con Adrián Lastra en el papel de Jorge VI y Roberto Álvarez en el del terapeuta Lionel Logue. Hablamos con la directora de escena valenciana sobre los pormenores de esta obra, que transcurre entre el discurso del Príncipe Alberto en Wembley en 1925 y el que pronunció, ya como rey Jorge VI en 1939, para comunicar que la guerra con Alemania había sido declarada.

¿Qué puntos divergentes cabe esperar de esta pieza en relación a su versión cinematográfica? “Lo importante es contar una historia, el formato no importa –aclara Mira-. La diferencia radica en que una película es un fósil maravilloso; los fallos y los aciertos se quedan ahí inmóviles para siempre. El teatro, sin embargo, está vivo, se mueve. Por eso no hay una sola versión”.

Como mujer y republicana, nos preguntamos qué ha podido atraer a la directora de esta historia de monarcas, aparentemente monopolizada por hombres. “Sentí la necesidad de contar este pedacito fascinante de la historia de Europa, en la que se tomaron decisiones que podían haber cambiado el rumbo der la historia. Una de ellas fue el pacto de Jorge VI no con Alemania, sino con el otro bando, durante la Segunda Guerra Mundial”. Para Mira, “El discurso del Rey” es “un clásico contemporáneo muy valiente, porque habla de personas reales. Habladel poder, pero también del de las mujeres que iban un pasito atrás, pero que fueron fundamentales. Lo hacían antes y lo hacen ahora, porque nuestra reina Letizia también sigue yendo un pasito atrás de Felipe VI, cosa que es absolutamente absurda y ridícula. En mi visión de esta obra toman fuerza los personajes de Wallis Simpson (mujer del príncipe Eduardo, duque de Windsor) e Isabel Bowes-Lyon (mujer de Jorge) ejercieron el poder de manera muy interesante detrás de los hombres, que dependían mucho de ellas. Me gusta también hablar de esa corte de cachorros que se criaron para mantener el poder de Jorge V. Uno (Eduardo) fue un irresponsable adicto a todo tipo de drogas y abdicó; mientras que el otro tuvo un enorme sentido de la responsabilidad y aceptó la tarea de ser rey sin quererlo, y a pesar de estar en shock porque no podía hablar. Fue un ser humano admirable”, explica la directora. “Si algún sentido tiene la monarquía es ser ejemplar y ellos lo fueron. Por ejemplo, cuando empezó la guerra no se fueron de viaje, sino que se quedaron a recibir “las bombitas”. Fueron un estímulo para un pueblo que estaba en la miseria”.

Los hechos que se narran en la obra transcurren en un momento en que los poderes fácticos se dieron cuenta de la enorme importancia de la elocuencia en el discurso si se quería controlar el tablero de juego. “Entonces se daba valor a la capacidad de estructurar las ideas. Ahora el poder lo tiene la imagen. Los políticos de ahora “escenifican” pero, ¿dónde está el contenido, que es lo que de verdad nos importa? –lamenta Mira-. La foto y el paseíllo del PSOE y Podemos dándose la mano, ¿qué importa? Los políticos utilizan el teatro con frivolidad, se quedan en la cáscara. En el teatro de verdad creamos otra vida, y si escenificamos algo es porque hay un contenido que contar”.

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