Elecciones 26-J

Las bases de Izquierda Unida boicotearon la lista de «A la valenciana» por el pasado de Oltra

Los comunistas no perdonan a la líder de Compromís que los fagocitara en 2007 y que prime a Intersindical frente a CC.OO.

VALENCIA Actualizado: Guardar
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La líder de Compromís y vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, es sin duda uno de los principales activos de la coalición nacionalista y de su alianza con Podemos. Pero también ha sido la culpable, en buena medida, de que los votos de Izquierda Unida no se hayan sumado a los de «A la valenciana» en las pasadas elecciones generales, tal como preveían políticos, encuestas y analistas.

Las razones hay que buscarlas en el pasado de Oltra. La ambiciosa política inició su andadura en Izquierda Unida, como asesora del hoy alcalde de Valencia Joan Ribó, que por entonces era el portavoz de los comunistas en las Cortes Valencianas. En 2007, logró situarse en puestos de salida del experimento que se dio en llamar Compromís, y que no era más que sumar en una misma candidatura a Izquierda Unida y al Bloc Nacionalista Valencià, hoy pata mayoritaria de la coalición del guiño y la sonrisa.

Y tardó apenas unos meses en hacerlo implosionar.

La coalición Compromís era tan «antinatura» como se ha revelado ahora Unidos Podemos. En realidad, sumar por razones de aritmética a un partido nacionalista conservador (el CiU valenciano) como el Bloc, que por sí solo nunca pasaba del 4% de los votos, y a los comunistas de Esquerra Unida del País Valencià. Tan antinatura, que en muchos municipios las dos marcas concurrieron por separado al no tener nada en común. A las Cortes Valencianas fueron juntos, y una vez dentro, Oltra y su compañera Mireia Mollà se unieron a los diputados del Bloc para relevar a la coordinadora de EUPV, Gloria Marcos, de la portavocía del grupo. Aprovechando además la ausencia por un bajón de azúcar de la política.

El hoy diputado electo en las listas de «A la valenciana» Ricardo Sixto, representante de EUPV, fue como secretario de Organización el encargado de firmar la expulsión de Oltra por «tránsfuga». La vicepresidenta del «rescatem persones», sin mayor problema, se asentó como cabeza visible de Compromís, que se consolidó como coalición estable. Sin embargo, aunque Sixto haya podido olvidar, las bases de Izquierda Unida no lo han hecho.

«Culpa de Oltra»

«Si EUPV está hoy como está, es sobre todo por culpa de Mónica Oltra», resume gráficamente un veterano militante alicantino. Un rencor que no ha remitido en las bases más fieles a la rama del Partido Comunista, y que explica que muchos prefirieran quedarse en casa o incluso votar al PSOE o al Pacma antes que al partido de Oltra. Que no era candidata, pero se recorrió 4.000 kilómetros para hacer campaña junto a Pablo Iglesias. El pragmatismo de la vicepresidenta ha decepcionado a muchos comunistas. «Nuestro partido no tiene vocación de gobierno, sino de cambiar las cosas desde abajo; no nos importa tanto entrar en un Consejo de Ministros como influir para que se hagan políticas de izquierda», cuenta otro representante de la «vieja guardia».

Es cierto que la nueva hornada de dirigentes de EU encaja mucho mejor con el perfil de Oltra, lo que podría haber facilitado la integración. De hecho, su último candidato autonómico, Ignacio Blanco, que no logró entrar en las Cortes Valencianas, es ahora alto cargo del Consell a sueldo de la Conselleria de Oltra. Pero Blanco, visto lo visto, tiene poco que ver con la auténtica idiosincrasia de las bases comunistas. Como Alberto Garzón. Es más, la «vieja guardia» ha comenzado a plantearse seriamente la posibilidad de volver a intentar copar la dirección del partido para devolver a EUPV a sus esencias.

«Maltrato» a Comisiones Obreras

Aún hay otra razón que explica el divorcio entre los comunistas «de toda la vida» y el nuevo izquierdismo naif de Compromís. Desde que Oltra comenzó a hacerse un nombre en política (a base de camisetas provocadoras e improperios contra el PP desde la bancada de la oposición), su sindicato de referencia ha sido la Intersindical. Una vez en el Gobierno autonómico, esa relación preferencial se ha afianzado, a costa del sindicato tradicional de la izquierda, Comisiones Obreras. «Ten en cuenta que no todos los de CC.OO. son de Izquierda Unida, pero todos los de Izquierda Unida sí somos de Comisiones», resume otro militante.

Quizá Oltra pensó que la posibilidad de entrar en el Gobierno haría que los militantes de EUPV olvidasen su pasado y relativizasen sus principios en favor del pragmatismo y la ambición de los que siempre ha hecho gala ella. Pero, para su desgracia, los principios y la memoria de las bases comunistas parecen mucho más férreos que los de la vicepresidenta. El resultado: «A la valenciana» se ha dejado por el camino 130.000 votos respecto a diciembre, cuando Compromís-Podemos y EUPV concurrieron por separado. Grosso modo, todos los de Izquierda Unida y unos 20.000 de Compromís.

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