Solo un 13 por ciento de los estudiantes dispone de una beca
Solo un 13 por ciento de los estudiantes dispone de una beca - EFE

Casi la mitad de los universitarios son hijos de familias de clase alta

Un estudio de la Fundación Jaume Bofill revela que la mayoría de los estudiantes no ve la universidad como un ascensor social

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Los estudiantes universitarios con padres que tienen altos niveles de estudios u ocupación están sobrerepresentados en la universidad, pese a que ésta cada vez es más equitativa, según se desprende del estudio «Ser estudiant universitari avui», de la Xarxa Vives y la Fundación Jaume Bofill.

El estudio se ha realizado a partir de una encuesta a más de 20.000 estudiantes de 19 centros públicos y privados de Andorra, Perpignan (Francia), Catalunya, Comunidad Valenciana y Baleares. Según han explicado este martes los coautores del estudio Antonio Ariño y Elena Sintes, todavía queda «recorrido» para conseguir la igualdad, y han remarcado que la clase dominante en la universidad es la alta, con un 43,4 por ciento en los grados y un 44,7 por ciento en los master, mientras que estos porcentajes bajan al 26,9 por ciento y 24,2 por ciento en la clase media y el 29,6 por ciento y el 31,1 por ciento en la clase baja, respectivamente, informa Ep.

Los estudiantes de padres de ocupación alta tienen un índice de 1,7 -en un nivel de 0 a 2 en el que el 1 es la equidad-, mientras que el estudiantado con madres con nivel de ocupación bajo lo tienen de 0,7.

El 36 por ciento de las madres y el 49 por ciento de los padres de los estudiantes tienen ocupaciones de nivel alto, mientras que en el conjunto de la población este nivel profesional es inferior, del 26 por ciento y el 27,7 por ciento, respectivamente.

El 52 por ciento vive con sus padres

El 52 por ciento de los estudiantes encuestados vive en casa de sus padres, a diferencia de «la mayoría de países europeos», ha explicado Cintes, mientras que un 23,3 por ciento vive en pisos compartidos y un 10,3 por ciento en pisos propios.

En más de la mitad de los casos los padres financian casi todos los gastos y solo un 12,8 por ciento de los estudiantes tiene beca

En un 52 por ciento de los casos son los progenitores los principales financiadores de los gastos y solo un 12,8 por ciento se sustenta en una beca; los estudiantes que dependen más de sus familias son aquellos con madres de alto nivel de estudios y los que la contribución es menor es en los de estudios básicos, con un 28,1 por ciento que no hacen ninguna.

La vía mayoritaria de acceso, con un 67 por ciento, es tras hacer las PAU, mientras que un 18 por ciento lo ha hecho vía Formación Profesional (FP), «un camino cada vez más utilizado» por la clase social baja, ya que uno de cada cuatro lo hacen por esta vía -en los de origen social alta ésta es en uno de cada ocho casos-.

Solo el 41 por ciento no trabaja

Por otro lado, un 41 por ciento de los universitarios lo son a tiempo completo, mientras que el 59 por ciento compagina estudios y trabajo, y en los que lo hacen a tiempo completo es mayor el porcentaje entre los que la madre tiene un nivel alto de estudios que uno básico, en el 48 opr ciento y el 36 por ciento de los casos, respectivamente.

El estudio señala, asimismo, que solo uno 10 por ciento del estudiantado ha hecho movilidad internacional, siendo un 15 por ciento entre aquellos con madres con estudios superiores y de un 7 por ciento entre los que tienen madre con estudios básicos.

«Contentos, sin más»

El informe señala que un 73 por ciento de los estudiantes elige los estudios por la profesión que quieren ejercer, un tercio cree que le ayudará a conseguir una profesión de prestigio y solo un 25 por ciento cree que les permitirá conseguir una posición social alta.

Un 44 por ciento de los estudiantes encuestados se considera «contento, sin más» con la experiencia universitaria, y los más satisfechos son los que lo hacen en la modalidad no presencial. Entre las recomendaciones que el estudio hace a la política universitaria figura elaborar un buen sistema de ayudas y becas que compensen las necesidades de los estudiantes en situaciones más desfavorables: «Si caemos en el familismo, caemos en la desigualdad social», ha explicado Ariño.

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