«Si formas a un empleado, tienes un diamante»

Si hablamos de innovación, la empresa Isend S.A. es un buen ejemplo. Emplazada en el Parque Tecnológico de la localidad vallisoletana de Boecillo, se trata de una compañía que inventa, diseña y fabrica equipos para ensayos no destructivos a partir de corrientes inducidas, es decir, que sirven para saber si otros equipos o elementos están en buenas condiciones o no, sin destruir los mismos, y que están destinados, sobre todo, a sectores siderúrgicos, transporte ferroviario, aeroespacial, petroquímico, mecanización y mantenimiento. Sus precursores, José Bernárdez y Carlos Rodríguez, son dos ingenieros experimentados que un día se preguntaron por qué estos equipos se tenían que comprar fuera, lo que les llevó a plantearse: «¿Por qué no lo hacemos nosotros?». «Trabajábamos en empresas diferentes, pero conocíamos esto, y no se hacía nada en España, solo en Alemania, Francia… hay unas cuatro empresas en todo el mundo.

Y decidimos dedicarnos a ello».

Un paso que desde fuera puede ser arriesgado, y que tuvo sus obstáculos: «Para poner el proyecto en marcha empleamos un millón de euros gracias a un crédito, un aporte de la Comunidad Europea y la venta parcial de la empresa. Los tres primeros años los dedicamos a desarrollar fuertemente la tecnología y ya llevamos diez en activo. No tenemos la experiencia de la competencia, pero hemos trabajado para ser lo que somos, los números uno de la tecnología a este nivel y ya las tratamos de tú a tú».

«Querer sacar adelante una empresa de este tipo es complicado, pero cuando tienes una trayectoria profesional más o menos consolidada, es el siguiente paso. Y el riesgo es menor cuando tú eres un buen profesional. El riesgo está cuando eres mediocre, en que no te desarrolles y no seas bueno, que también es cierto que es lo que nos encontramos con el setenta por ciento de los profesionales», afirman los dos directivos de Isend.

Entre sus equipos existen piezas que aguantan materiales que están a 1.000 grados centígrados y pasan por las mismas a cien metros por segundo y que establecen si esos materiales están en correcto estado o no, o trenes que van por los carriles de las vías para medir si tienen defectos. «Se trata de crear cosas que rompen en el mundo, por eso hay que establecer una buena cantera y tener cierto compromiso», afirma Bernárdez, que también comenta que facturan dos millones con un grupo humano de 24 personas mientras que la competencia obtiene 1.000 millones con un grupo de 500 empleados.

En cuanto a esa competencia, Carlos Rodríguez afirma que cuando entraron al mercado estaba «dormida», lo que aprovecharon para desarrollar la tecnología un punto por encima «y se hizo en diez», lo que le permitió colocarse por encima de sus rivales. En este sentido, además de la tecnología apuestan por la formación: «Si formas bien a alguien, tienes un diamante. El crecimiento del personal es un valor en la empresa y así vamos a seguir trabajando».

Isend nació como una buena idea innovadora que defendieron a base de empuje, valentía y persistencia, lo que ha dado sus frutos, y todo gracias a lo que les hace crecer, el I+D: «Hemos nacido con el I+D y hemos sobrevivido gracias a ello».