Sociedad

La sequía obliga a cortar ya los riegos en varias zonas del Carrión y el Pisuerga

Regantes del Órbigo y Bajo Duero también agotarán su cupo de agua en agosto

Valladolid Actualizado: Guardar
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Se acabó. No más riegos. Las contadas reservas hídricas no dan para más, y los cultivos de varias zonas de Castilla y León tendrán que pasar lo que resta de verano sin más irrigación, pues ya han agotado el cupo que se les concedió el pasado mes de abril, cuando la Comisión de Desembalses de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) fijó con las comunidades de regantes el líquido de que disponían. Es la zona del Carrión, un sistema que desde el organismo de cuenca reconocen como «deficitario» de por sí, en el que la situación está más ahogada, en una campaña que «no es normal», según reconoce el director técnico, Alfredo González.

Así, dos de las comunidades palentinas de regantes que «beben» del Carrión ya tiene el grifo cortado (Bajo Carrión y Retención), en Saldaña mañana será el último día en que se abra el canal de riego y en Palencia en unos días tendrán agotado el cupo.

Son las que no reciben agua de refuerzo desde Riaño y que han visto que dos meses antes de lo que es habitual van a acabar la campaña de riego (normalmente dura hasta el 30 de septiembre).

Pero el Carrión, regulado por los embalses de Camporredondo (al 19,2% de su capacidad) y Compuerto (20,3), no es el único sistema que adolece la escasez de recursos hídricos. El Pisuerga «también está muy mal», apunta Alfredo González. Los pantanos de Cervera-Ruesga, La Requejada y Aguilar de Campoo tienen sus vasos al 6,8, 18,4 y 37,4, respectivamente, de sus posibilidades, y hay comunidades de regantes a las que también se les ha cortado ya el grifo, como la de San José. Y lo mismo en el Bajo Duero. Las tierras vallisoletanas englobadas en las de Geria, Tordesillas o Castronuño verán cómo posiblemente la próxima semana sea la última en la que reciben agua. Y «alguna más» -como el curso alto del río Tormes-, advierte el director técnico de la CHD, donde este año se mira más con lupa si cabe lo que se gasta. Hacen cuentas «todos» los días y reconocen que hay «bastante preocupación» por cómo están las reservas en la cuenca del Duero y hay días en los que incluso «se ajustan los volúmenes de desembalse dos veces». El conjunto de los embalses está al 38,9 por ciento de su capacidad (1.120 hectómetros cúbicos de agua almacenada de los 2.877,5 posibles), frente al 73,1% del año pasado en las mismas fechas o el 65,8 de la media del último decenio.

Incluso cuando hicieron el reparto de agua habían contado con que «lloviese un poco», pero la meteorología no se ha alineado con las previsiones y deseos. Así que la campaña «va a ser muy difícil». Desde el organismo de cuenca avanzan que en el conjunto de comunidades del Pisuerga y Carrión «a finales de agosto» estarán «prácticamente terminadas» las campañas de riego. Tampoco en el Órbigo la situación es muy halagüeña y ya estiman que «alguna» comunidad cerrará temporada antes de tiempo -previsiblemente a principios de agosto-, lo mismo que en Toro-Zamora, que «aguantará un poquitín más».

El director técnico de la CHD reconoce que hay cultivadores que les han pedido «un poquito más» de agua, pero «es imposible», pues la situación de los embalses no ha mejorado desde que se acordaron los cupos. Excepto mayo, el resto de meses han sido secos y no han contribuido a llenar unos embalses que arrancaron la temporada y el verano muy por debajo de la media. Las reservas han ido cayendo paulatinamente.

Siembras condicionadas

Desde las comunidades de regantes a las que se ha cortado ya el grifo asumen con resignación la situación. En la del Bajo Carrión, que engloba 14 municipios y 6.643 hectáreas de regadío, llevan desde el 15 de julio «secos», una vez consumidos los 2.000 metros cúbicos por hectárea concedidos, y eso que los agricultores planificaron la campaña teniendo en cuenta los restringidos recursos. Cultivos como el maíz han desaparecido de los planes de siembra este año (la pasada campaña había 659 hectáreas). Y otro gran consumidor de agua como la remolacha tampoco se ve por las tierras. «Es la primera influencia», apuntan desde la comunidad, que también ha tenido que dar sólo un riego a trigos, cebadas y girasol, lo que ha «mermado» en torno a un 40% las producciones y las alfalfas tampoco lucen tanto como otros años.

En la comunidad de regantes de Vega de Saldaña (30 pueblos y unas 12.100 hectáreas), este lunes será el último que se abra el canal de riego. Sabían que iban a tener pocos recursos, por lo que «ha supeditado la siembra», pero, aún así, «para ningún cultivo ha sido bueno» y las «pérdidas económicas son importantes», lamentan.

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