Artes&Letras

Musac: el museo crece

El Museo de Arte Contemporáneo recibe el fondo de arte de la Junta de Castilla y León, anterior a la creación del centro. Son casi 300 obras que ofrecen un retrato de las iniciativas plásticas de los artistas castellano y leoneses y su esfuerzo por dialogar con la escena contemporánea

«Almacén de silencios», de Paloma Navares

BRUNO MARCOS

Con anterioridad al año 2005, fecha en la que se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, la administración regional había promovido diferentes actividades relacionadas con la creación actual que dejaron su huella en forma de colección artística, una colección que se encontraba dispersa por toda la comunidad y que, aunque no tuvo una vertebración total en el proceso de su gestación, elaboró un retrato bastante fiel de lo que fueron las iniciativas plásticas de nuestros artistas.

Casi trescientas obras son las que contiene, prácticamente en su totalidad de artistas de alguna de las nueve provincias del territorio. En ellas laten las emergencias de las artes de la segunda mitad del siglo XX y se perciben los extraordinarios esfuerzos de los creadores castellano y leoneses por poner en diálogo nuestra producción artística con la contemporaneidad en un contexto nada favorable, sin apenas coleccionistas ni galerías, sin ferias de arte y con una sola facultad universitaria de Bellas Artes que empezó su andadura en el demasiado cercano año 1983.

El MUSAC, por su parte, inició su colección en 2003, dos años antes de la apertura del museo al público, y lo hizo a partir de nuevas adquisiciones de piezas cuya datación no podía ser anterior a 1989, año de la caída del muro de Berlín. Consta, en la actualidad, de más de 1.650 obras de unos 400 artistas.

Las obras ahora depositadas cubren huecos significativos, como el de la artista burgalesa Paloma Navares

Esta limitación temporal unida a la irrupción de la crisis económica, que se produjo en los años inmediatamente posteriores ocasionando grandes recortes económicos que paralizaron las compras, han producido que el núcleo de la colección del MUSAC esté compuesto principalmente por piezas de los años noventa y primeros dos mil, prácticamente una sola década que va quedando alejada en el tiempo y dejando obsoleto aquel lema, que de por sí era un oxímoron, del ‘museo del presente’ con el que se inauguró la institución hace doce años.

«El sucicio de Lucrecia III", de Néstor Sanmiguel Diest

Han pasado cuatro directores por el museo y ha sido el actual, Manuel Olveira, el que ha encontrado natural y positiva la incorporación de esta colección de la Junta que se ha llevado a cabo ahora. Las obras que van al museo de León cubren, en algunos casos, huecos significativos como el de la artista Paloma Navares (Burgos, 1947), que no tenía obra en el MUSAC, auténtica pionera en el campo de las instalaciones y en el trabajo con las nuevas tecnologías, cuya temática aborda cuestiones como la belleza, la mujer o el paso del tiempo. Una creadora presente en el mundo del arte desde los años ochenta y con piezas en las principales colecciones del país como la del Reina Sofía de Madrid entre otras.

Las piezas completan la presencia de artistas de proyección como Dora García o Marina Núñez

Completan otras piezas la presencia de artistas de importante proyección actual, como Dora García (Valladolid, 1965) o Marina Núñez (Palencia, 1966), añadiendo producciones de su primera etapa creativa. Hay también varios cuadros de un artista al alza en la madurez de su carrera, Néstor Sanmiguel Diest (Zaragoza, 1949) miembro en su día del grupo burgalés A UA CRAG.

«En las manos del otro», de Diego del Pozo Barriuso

También se encuentran en este fondo piezas de veteranos como Coomonte (Benavente, 1932) o Feliciano Hernández (Ávila, 1936) y sorprenden pequeños cuadros de los comienzos de Mateo Hernández (Béjar, 1884-Meudon, 1949), el gran escultor animalista, quizá las obras más antiguas.

De generaciones posteriores hay trabajos de Ana Jiménez, Teresa Gancedo, Rufo Criado, Jesús Max, Isaac Montoya, Javier Ayarza, Mon Montoya, Ángel Marcos, Patricia Azcárate, Fernando Sánchez Calderon, Isabel Ulzurrun, Sofía Madrigal, Alejandro Plaza, Concha Prada, Águeda de la Pisa, Luis Cruz o Concha Gay.

Y entre los más jóvenes se encuentran obras de Santos Javier, David del Bosque, Javier Núñez Gasco, Julio Mediavilla, Ignacio Caballo, Santiago Ydáñez, Juárez y Palmero, Isidro Rodríguez Tascón, Enrique Marty, Félix Curto, Rafa Sendín, Palmira Morán, Florencio Maíllo, María José Gómez Redondo o Paloma Pájaro, entre muchos otros.

«Deforestación I», de Santos Javier

Esta unión de colecciones dota de mayor arraigo al museo en el territorio en el que está implantado al asumir una genealogía de las actividades artísticas contemporáneas de la región. Además contribuye a rebasar ese rígido límite temporal que se impuso inicialmente la colección del MUSAC y que contaba sólo con obras posteriores a 1989, dejando fuera producciones seminales, sin las cuales la comprensión de las expresiones artísticas últimas es más difícil. Por otro lado el ingreso de estas obras pone de relieve la necesidad de que el fondo artístico siga creciendo a través de nuevas adquisiciones que no detengan su contacto con lo nuevo.

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