Cultura

En las entrañas del Archivo de Simancas: la «caja» de legajos donde resuena la voz del mundo

La institución estatal, que ha quintuplicado sus visitantes desde 2008, aprovechará su declaración «Patrimonio de la Humanidad» para hacerse más visible al «gran público»

El Archivo de Simancas conserva hoy 13 kilómetros de documentos entre mediados de los siglos XV y XIX. En la imagen, la directora Julia Gutiérrez, en una de sus salas principales, hoy convertida en biblioteca y lugar de exposiciones FOTOS: F. HERAS

H. DÍAZ

Dos fueron los argumentos de peso que el Archivo General de Simancas, con sede en Valladolid, presentó para avalar su candidatura al registro de la Unesco «Memoria del Mundo», el equivalente a la nominación «Patrimonio de la Humanidad» de los monumentos. En primer lugar, el «continente» -Felipe II proyectó en él el primer edificio concebido como archivo del mundo con unos criterios archivísticos absolutamente nuevos-, y por otro lado, el «contenido», ya que la fortaleza vallisoletana custodia toda la documentación producida por la Monarquía Hispánica, recuerda su directora, Julia Rodríguez de Diego, para quien esa proyección universal que tuvo le hace ser «esa caja donde resuena la voz del mundo».

Aunque los trámites comenzaron en 2015, previa presentación de una proposición no de ley en el Congreso por parte del Partido Popular que fue respaldada por unanimidad por todos los grupos parlamentarios, no fue hasta finales de octubre cuando se pronunció la Unesco incluyendo este archivo entre las 78 nuevas inscripciones del citado registro. Ahora, la institución perteneciente al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte quiere aprovechar este reconocimiento oficial para hacerse «más visible» al «gran público».

Quintuplica visitas desde 2008

Desde su remodelación en 2008 -pasó de ser un búnquer a tener una estructura que separaba las zonas de custodia, consulta y trabajo- esta institución ha quintuplicado sus visitantes , de 5.000 a 25.000, mientras que el número de investigadores sobrepasa los 700. En aras de facilitar el trabajo a estos últimos y alcanzar una mayor difusión «uno de los objetivos directos» que tratará de perseguir el Archivo es la ampliación de los horarios de consulta directa a la tarde: «Pretendemos concienciar a la Administración. Debe aprender a ser más flexible», sentencia su directora.

Su proximidad a Valladolid, en 1540, sede «casi permanente» de la Corte, fue uno de los hechos que impulsaro su puesta en marcha por Carlos V

El archivo conserva 13 kilómetros de documentos -más de 70.000 legajos- que datan del periodo comprendido entre mediados de los siglos XV y XIX, siendo el XVI y el XVII los de mayor peso. «Fue cuando la Monarquía Hispánica estaba actuando como potencia hegemónica, controlaba las dos terceras partes del mundo».

Por qué Carlos V se fijó en Simancas

La directora recuerda que hubo unos «hechos objetivos» que impulsaron a Carlos V a su puesta en marcha, en 1540, entre ellos su proximidad a Valladolid, «casi permanente sede de la Corte» y con un organismo «de peso fundamental en la administración de Gobierno y Justicia» como era Chancillería, así como el propio alcaide de la fortaleza, Francisco de los Cobos, «el poderoso secretario» del rey. No obstante, pese a ser este monarca su creador, fue su hijo Felipe II quien lo configura de forma «absolutamente innovadora y moderna» con imponentes espacios como la sala principal que ahora alberga parte de la biblioteca de la institución y que se utiliza también como sala de exposiciones: «Él estableció cómo se debían proteger los legajos, el control de la humedad, emitió una orden para que sólo se trabajara con luz natural... Sus instrucciones fueron muy estrictas».

«Joyas» documentales

Aunque insiste en que el concepto de joya documental «es muy subjetivo», para Julia Rodríguez hay una serie de documentos en el Archivo que tienen un valor por sí mismos: «Son aquellos que marcaron un antes y un después en el ejercicio de la actividad política y un hito en la distribución territorial». En este sentido, pone tres como ejemplo: los Testamentos reales, «algunos como el de Carlos II desencadenó el tema de la Guerra de la Sucesión, de la que hoy seguimos padeciendo sus coletazos»; los acuerdos internacionales, «un tratado como la Paz de Westfalia marca un punto de inflexión en el propio concepto de soberanía nacional», y series como la relacionada con la documentación hacendística.

Esta placa recuerda la devolución, tras el Congreso de Viena, de parte de los legajos que se llevó Napoleón

Pero su trascendencia no sólo se encuentra en sus documentos manuscritos, la mayoría escritos en letra humanística aunque también en procesal y cortesana, sino en sus obras cartográficas -objeto ahora mismo en el propio Archivo de una exposición-. «Estamos hablando de más de 9.000 piezas desde principios del siglo XVI hasta finales del XVIII», apunta la directora, destacando el valor de estos documentos realizados «con gran rigor técnico y científico», aunque también con un cierto punto «naif», para tener «un primer conocimiento» de un espacio.

Hallazgos

Concebirse como un archivo tan bien organizado desde el momento en que se crea, con una documentación tan perfectamente «seriada y ordenada», no ha permitido históricamente grandes sorpresas -más allá de alguna incorporación esporádica, dejó de recibir documentación en 1844 coincidiendo con la orden que permitía ya su consulta-, pero aún así ha habido algún que otro hallazgo entre sus legajos, apunta Rodríguez de Diego, como cuando se encontró la famosa pesquisa de Bobadilla, una información que los Reyes Católicos requieren sobre la actuación y comportamiento de Colón en las Indias. «Se sabía que existía pero nunca se había encontrado y se halla de forma casual porque no estaba con otros documentos del descubrimiento colombino».

Uno de los espacios que conserva más bellos el Archivo es el rincón que los monarcas utilizaban para guardar su documentación más valiosa

Precisamente la documentación relacionada con el descubrimiento de América fue objeto de una de las tres grandes segregaciones que ha sufrido este patrimonio documental, cuando se trasladaron a Sevilla los legajos pertenecientes al Consejo de Indias. Las otras se produjeron con la documentación perteneciente al Archivo de la Corona de Aragón (mediados del s. XIX) y con el Consejo de la Inquisición, cuyos fondos fueron enviados al Archivo Histórico Nacional de Madrid en 1914: «En Simancas no hubo una fuerte presión por parte de los funcionarios de entonces porque la mayoría veían casi este destino como un destierro».

Mapa de 1879 de la plaza fuerte de Bizerta (Túnez), actualmente expuesto. La extensa cartografía forma de parte de sus «joyas» documentales

Episodio «negro»

No obstante, matiza la directora, si hay que hablar de un episodio «negro» en la historia de este archivo fue la llegada de las tropas de Napoleón. «Él sabía lo que significaba Simancas y su gran deseo era concentrar el mayor número de joyas culturales en París. Entonces salió de aquí toda la documentación que tenía mayor proyección internacional, la del Consejo de Estado. Parte de ella se recuperará en 1816, en virtud de los acuerdos del Congreso de Viena». Pero para que volvieran los legajos relacionados con Francia hubo que esperar hasta 1942 cuando tras la invasión alemana del país vecino, Francisco Franco presentó la recuperación esta documentación como una de sus grandes conquistas culturales.

Nuevas exposiciones

Pasados los siglos y avatares históricos al margen, Rodríguez de Diego no tiene duda de que hoy el de Simancas, archivo de referencia para grandes historiadores de todos los tiempos como Fernand Braudel, Jean Sarrailh o Eduardo de Hinojosa, entre otros muchos, es una institución «adaptada a las circunstancias de hoy» y con ganas de afrontar nuevos retos, entre ellos, el abanico de usuarios cada vez más amplio que llega de manera virtual, cita la directora, con la mirada puesta también en las nuevas generaciones.

Precisamente, una vía más de difusión de este archivo que sólo tiene el 15% de su documentación digitalizada son las exposiciones. Dos son las que prepara de cara a 2018, una sobre espionaje en la Monarquía Hispánica y otra conmemorando la llegada a España de Carlos V: «Será un recorrido por los grandes problemas de su reinado, con su testamento y abdicaciones, comenzando por su viaje, del que tenemos las cuentas de su Armada».

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