La sede de Hermanas Hospitalarias de Palencia acogió el pasado 10 de marzo las jornadas «Evolución en los apoyos a las personas con discapacidad»
La sede de Hermanas Hospitalarias de Palencia acogió el pasado 10 de marzo las jornadas «Evolución en los apoyos a las personas con discapacidad» - F. HERAS
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La discapacidad como motor de cambio

Expertos abogan por fomentar la autonomía de las personas con discapacidad y ofrecerles apoyos para que puedan construir su propio «proyecto vital»

Valladolid Actualizado: Guardar
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Las personas con discapacidad son un motor de desarrollo y cambio en la propia sociedad». Es una de las principales conclusiones que pudo extraer el más de un centenar de asistentes a la Jornada «Evolución en los apoyos a las personas con discapacidad», organizadas el pasado 10 de marzo por las Hermanas Hospitalarias de Palencia con el apoyo de ABC de Castilla y León.

La primera reflexión en este sentido llegó de la mano del director del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Valladolid (UVA), el profesor Javier García Medina, quien comenzó su disertación recordando que tras la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, en 2008, ha ido cambiando de modelo su atención, pasando de uno «de beneficencia» a uno «de derechos», entendiendo que «las causas de las discapacidad o diversidad funcional vienen determinadas por su interrelación con el medio social».

Sentido de pertenencia

Para el profesor García Medina, uno de los «retos» que tiene la sociedad actual es la «gestión de la diversidad», y en ese marco también entran las personas con discapacidad. A su juicio, sólo si éstas «participan en la vida pública tendrán mayor sentido de pertenencia», y de ahí que el director del Observatorio de Derechos Humanos de la UVA tildara de «demoledor» el reciente auto del Tribunal Constitucional que deniega el derecho al voto de las personas con discapacidad intelectual.

Sentencias como ésta demuestran, para este profesor universitario, que aún son muchas las mejoras pendientes en distintos ámbitos, entre ellos el del derecho y el del acceso al empleo. Así, haciendo referencia al primero, lanzó la siguiente pregunta: ¿Hasta dónde debe llegar la autonomía de una persona con discapacidad?: «Es algo muy importante a determinar», sostuvo, recordando que la citada Convención apuntó que «no hay que sustituir la voluntad de la personas con discapacidad sino acompañarla, lo que hace que la tutela como figura jurídica sea sustituida por la curatela». Respecto al ámbito del empleo, recordó que el texto internacional obliga a hacer los «ajustes razonables» para que estas personas puedan acceder al mercado del trabajo, entre los que citó, por ejemplo, las convocatorias específicas en oposiciones.

«Centramos nuestra mirada en sus capacidades, no en sus limitaciones, y eso nos hizo cambiar»

También dentro de esos «ajustes necesarios» el profesor mencionó la necesidad de impulsar todo tipo de apoyos y abogó por una verdadera educación inclusiva: «No se trata de colocar un niño con discapacidad en un aula con alumnos que no la tienen, exige una transformación del programa».

Tras el director del Observatorio de Derechos Humanos de la UVA tomó la palabra Amelia Miguel Pinacho, psicóloga de la Fundación Personas, entidad que aglutina a seis asociaciones que trabajan por y para las personas con discapacidad intelectual y sus familias. Bajo el título «El libro de la vida», repasó la evolución de los apoyos brindados por la institución para la que trabaja desde que se configuró como Aspanis Palencia hasta que se aglutinó junto a otras cinco agrupaciones similares en la citada fundación: «Hemos pasado de ser receptores de limosna a generadores de recursos y riqueza», resumió, en línea con lo expresado por el primer ponente.

Amelia Miguel Pinacho coincidió con el profesor García Medina en que es necesario impulsar los apoyos necesarios para que estas personas «decidan lo que quieren conseguir de su vida». Viviendas tuteladas, planes de atención temprana, programas de transición a la vida adulta... Son sólo algunas de las iniciativas desarrolladas por esta fundación que pone a la persona «en el centro» y considera a familia como «la base» para su integración y a los profesionales, su «principal apoyo»: «Hemos ido apostando por cambios en la atención, lo que ha redundado en la mejora de la calidad de vida de estas personas y sus familias».

Centrados en la persona

Trabajar centrados en sus usuarios y de una forma individualizada «fomentando su autonomía» es, a juicio del psiquiatra Pedro Manuel Paulino Matos, lo que ha distinguido al Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia. El médico centró su disertación en «La atención a la persona con discapacidad intelectual en un contexto residencial», y sostuvo que este modelo supone un «esfuerzo muy importante» por parte de los profesionales, por lo que es necesario contar «con los recursos humanos suficientes», pero a la larga «genera bienestar en la persona con discapacidad y en su círculo de apoyo para construir su proyecto vital».

«Hemos pasado de ser receptores de limosna a generadores de recursos y riqueza»

El perfil del usuario del centro, un 22 por ciento mayor de 60 años -reflejo del envejecimiento de la población-, con una discapacidad intelectual moderada, grave y profunda, alteraciones de conducta y dificultad de adaptación,, hace a priori difícil esa forma de trabajar, sin embargo, el psiquiatra Pedro Manuel Paulino recordó que, guiados por la «ética» y los «valores humanos», siempre se han basado en la idea de que cada una de las personas tiene «derecho a controlar su propia vida y autonomía» entendiendo que «todos tenemos nuestras fortalezas y capacidades». Pero además de su «modus operandi», el médico valoró, entre otras características del centro, la importancia que se concede al «ambiente físico» -dispone ya de 18 unidades de convivencia- y a las actividades cotidianas, y cómo ambas repercuten «en el bienestar físico y subjetivo» de sus usuarios. En este sentido, apuntó que seguirán trabajando por fomentar las relaciones de estas personas con su entorno con el fin de que puedan desarrollar su proyecto vital.

Este es uno de los objetivos que precisamente persiguen los itinerarios formativos para el empleo. La coordinadora de esta iniciativa en Hermanas Hospitalarias, la terapeuta ocupacional Susana Antolín Villegas, fue quien tomó la palabra para concluir las jornadas. En su intervención incidió en que «el perfil complicado» al que se enfrenta con los usuarios del centro -con trastornos de conducta, un largo proceso de institucionalización, un nivel académico muy bajo...- supone para ella «un gran reto»: «Lo que hicimos cuando comenzamos fue centrar nuestra mirada en las capacidades, no en las limitaciones y eso nos hizo cambiar». Tras una orientación previa, el programa implica la realización de perfiles profesionales, seguido de un plan de acción donde se incluyen los apoyos necesarios. Jardinería, peluquería o acampañamiento familiar son algunas de las formaciones específicas realizadas. El programa comenzó con 39 personas en 2015 y actualmente forman parte de él 48, lo que demuestra, a juicio de Antolín, su «positiva evolución». No obstante, insistió que éste no sólo consiste en alcanzar «esas prácticas no laborales o un puesto de trabajo», la formación «les va a ayudar a enfrentarse a situaciones nuevas y adquirir competencias y capacidades que hasta entonces no habían desarrollado». Un crecimiento personal, mayor autodeterminación, una mejora de su bienestar emocional y físico y la integración en la comunidad de forma individual son algunas de las consecuencias positivas que esta terapeuta ocupacional ha observado en los usuarios de este programa.

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