Yacimiento de Malamoneda, en Hontanar (Toledo)
Yacimiento de Malamoneda, en Hontanar (Toledo) - Riky

Alertan del expolio en el yacimiento de Malamoneda, en Hontanar

Arqueólogos piden apoyo «decidido» a las administraciones para detener su «deterioro»

Toledo Actualizado: Guardar
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Un camino de tierra nos conduce a uno de los parajes más mágicos y legendarios de los Montes de Toledo, enclavado en el parque de Cabañeros. Pasando por el pintoresco pueblo de Hontanar (Toledo), y en dirección al «Risco de las Paradas» nos adentramos en el extraordinario paraje de Malamoneda.

Un grupo de arqueólogos comandados por José Ignacio Vega, y los arquitectos, Francisco Javier Aguacil y Luis Moreno, de AMA Arquitectura, piden apoyo «decidido» a las administraciones públicas para «detener el brutal expolio y grave deterioro» que sufren las construcciones del yacimiento de Malamoneda, Bien de Interés Cultural desde 2008, en un valle de la falda norte de los Montes de Toledo.

Según señala la empresa AMA Arquitectura en un comunicado, el conjunto arquitectónico de la iglesia-ermita del monasterio de Nuestra Señora de Gracia, de 1526, fue desmontado piedra a piedra por un alemán propietario de la vecina finca de Cantos Blancos, hoy gestionada por «un acaudalado saudí».

Este paraje de Malamoneda abarca una superficie de más de 30 hectáreas y aparece citado en multitud de fuentes históricas cristianas desde la repoblación de los Montes por mozárabes, durante el reinado de Alfonso VII, que en 1140 lo constituyó como fuerte contra las incursiones musulmanas.

Restos desde el Neolítico

Además, hay que sumarle sus vestigios arqueológicos, que acreditan asentamientos humanos desde el Neolítico y cuya despoblación por razones todavía desconocidas tuvo lugar en el siglo XIX. El lugar alberga estructuras militares y civiles correspondientes a las culturas hispanorromana, visigoda, musulmana y medievales cristianas y en él abundan los enterramientos —con cerca de 100 sarcófagos esculpidos en la roca—, altares rupestres, epígrafes y estelas funerarias.

Próximo al yacimiento, en lo alto del paraje, hay que destacar un verraco —escultura de granito con funciones simbólicas de territorio, fertilidad o religiosas— perteneciente a la cultura Vetona de origen céltico, que puede dar nombre a la sierra próxima llamada del Puerco.

Por todo ello, este equipo de arqueólogos y arquitectos han recibido el apoyo como promotores del proyecto de la Asociación de Turismo Sostenible de Cabañeros, del Ayuntamiento de Hontanar y de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural para redactar el ‘Plan Director para la protección y puesta en valor del yacimiento’ y comenzar el estudio, catalogación, planimetría y excavación arqueológica.

Sin embargo, solicitan mayor apoyo a las administraciones, ya que «los trabajos en el yacimiento han de servir de base para la recuperación, no sólo del Patrimonio Cultural, sino también para revitalizar la maltrecha economía de la comarca, mediante un proyecto de futuro que aúne turismo, cultura y empleo».

«Sin un decidido empuje y respaldo del sector público, poco se podrá hacer y será imposible evitar que al igual que sucedió con Malamoneda, el resto de poblaciones de los Montes de Toledo queden condenadas a su progresiva despoblación», continúa el comunicado.

Tumbas halladas en el yacimiento de Malamoneda
Tumbas halladas en el yacimiento de Malamoneda - ABC

Dentro de la labor documental se ha trabajado con la memoria sobre el poblado de Malamoneda y despoblado de Buenamoneda, de Eduardo Carmena Valdés (1921), que relata la existencia de unos baños o termas en esta zona y que podrían corresponder a la fortificación existente llamada 'Castillo', las cuales Carmena Valdés interpretaba como termas romanas.

La reciente excavación arqueológica ha descubierto y verificado las probables cimentaciones y restos a los que se refiere el autor, demostrando que la parte actualmente visible de Malamoneda «no es más que un pequeño trozo de hielo sobre la punta de un gigantesco iceberg».

Así, en dicho comunicado concluyen que «es inexplicable que elementos como la torre de vigilancia situada al norte del recinto permanezca aún parcialmente en pie», a pesar del «saqueo desde tiempo inmemoriales».

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