Mariano Jesús Serrano Pintado - OPINIÓN

Los ictus que sufrió el Greco

«Vayan por delante mi respeto y admiración por el historiador y experto cretense Fernando Marías, rogándole me permita discrepar»

MARIANO JESÚS SERRANO PINTADO

Vayan por delante mi respeto y admiración por el historiador y experto cretense Fernando Marías , rogándole me permita discrepar de las afirmaciones que manifiesta el artículo publicado el pasado día 1 de diciembre en este diario ABC , y que pronunció en su conferencia de la Real Fundación Toledo, a la que me hubiera gustado asistir y no pude hacerlo por razones de salud. En cuanto al Estudio multidisciplinar publicado en el Journal of the Neurogical Sciencies, me gustaría, igualmente, conocer a fondo sus argumentos, para llegar a tales conclusiones con las que tampoco estoy de acuerdo.

En la extensa bibliografía existente de El Greco , desde aquellas primeras aportaciones a su pintura de M. Barrés o Francisco de Borja de San Román en su libro Doménico Theotocópuli «El Greco en Toledo», el magistral estudio de Manuel B. Cosío «El Greco», pasando por el exhaustivo análisis de su vida y obra: «Dominico Greco» de J osé Camón Aznar, Wethey, J. Gudiol, Sánchez Luengo y tantos otros, no recuerdo haber leído ninguna eventualidad o conjetura a estos supuestos ictus padecidos hacia 1600 y 1608, con 59 y 67 años (murió a los 73 años) a que hace referencia el Sr. Marías. Estos pretendidos infartos cerebrales, parecen ser estar basados en el estudio de un retrato que Cossío titula «Retrato de un anciano», y Camón Aznar denomina «Caballero anciano», porque duda y razona de que se trate de un autorretrato del Greco: «No hay ningún dato positivo, y la serie de los que con más probabilidad podemos considerar como sus autorretratos no se le parecen»... «Además por la edad del modelo y la de la pintura (1595), puede afirmarse que esta no es la cabeza del Greco»... «En la firma hay otro dato que también contraría la hipótesis del autorretrato»... «Creemos que este retrato puede ser de Manusso Theotocópuli (su hermano), los rasgos no se diferencian fundamentalmente del otro retrato considerando como de este personaje». Ante estas autorizadas opiniones huelga continuar con el argumento. Mas aunque fuera un autorretrato, la apreciación de que: «Ello produjo secuelas en su rostro, cuya parte derecha aparece más descolgada y un ojo más hundido que otro» son afirmaciones muy subjetivas que yo, personalmente, no comparto.

Como consecuencia de este supuesto, afirma el artículo, la posible falsificación de la firma del Greco, a partir de 1608, por su hijo Jorge Manuel y «Ello plantea la duda de si las obras de su última década son suyas o ejecutadas por el taller, que dirigía su hijo , también artista».

Soy copista y estudioso del Greco . Incluso traté de pintar obras fundamentales, perfectamente fechadas y documentadas, con su misma edad, para mejor identificar esas etapas de su vida. He realizado réplicas al óleo de todos los cuadros expuestos en las distintas iglesias y museos de Toledo . Llevé a cabo un estudio de su obra copiando sus pinturas en el orden cronológico en que fueron realizadas, según su catalogación, desde su llegada a Toledo, contratado para pintar y construir el retablo de Santo Domingo el Antiguo, el Expolio y el resto de sus creaciones durante los treinta y seis años que permaneció aquí, hasta su Asunción de la capilla de Oballe o el Bautismo de Cristo del Hospital Tavera o el Laoconte, finalizadas poco antes de su muerte o inacabadas. En este trabajo de años, fui comprobando la evolución de su pintura, desde su «italianismo, una belleza más correcta y canónica» de las primeras, hasta sus desmesuramientos, las manchas, sus colores y las pinceladas desgarradas de las últimas. Lo que no justifica merma alguna de salud, acaso pérdida de vista por la edad, con permiso de los doctores Bianucci y Appenzeller , sino todo lo contrario; un vigor y fuerza que solamente puedo realizar un genio universal de la pintura, como es el Greco. Su hijo Jorge Manuel, a pesar del deseo de su padre, procurando transmitirle su arte, fue un pintor muy mediocre. Baste ver su retablo de la Iglesia de Titulcia, o algunas copias y recreaciones que hizo de cuadros de su padre, como el Expolio del Museo del Prado, donde deja en evidencia su incapacidad como pintor. Actitud paralela a su vida personal, de la que ahora no es momento de considerar, incompetente para dirigir ningún taller de pintura.

Son proverbiales sus «penurias económicas» durante muchos períodos de su vida, de continuos pleitos, préstamos y deudas, que mejor no entrar en el tema, para no alargar más este comentario. Y en cuanto si «¿Era religioso el Greco?» « Más bien no», finaliza el artículo. Hagámonos esta reflexión: «Un hombre que firmó unos quinientos cincuenta cuadros con motivos religiosos, la mayoría escenas del Nuevo y Antiguo Testamento, demuestra conocer los pasajes que reflejan sus composiciones. En su biblioteca tenía el «Floc Sanctórum» y otros libros religiosos, sin duda La Biblia, y en su testamento declara los pagos hechos por el entierro, sepultura y honras fúnebres que consistieron en: «una misa cantada con diacono y subdiácono y vigilia y su responso». En el libro de entierros de la Parroquia de Santo Tomé, se puede leer, con tinta sepia muy descolorida por el tiempo: «Dominico Greco no fizo testamento, recibió los sacramentos, enterrose en Santo Domingo el Antiguo, dio belas». En los días siguientes al sepelio, se le hizo un novenario con iguales misas cantadas. Así como las misas del año en Santo Domingo, San Pedro Mártir y Santísima Trinidad ; y hasta cien misas rezadas entre Santo Tomé y Santo Domingo. ¿Cómo se puede dudar de su religiosidad.? Me permito remitirles a mi último libro «La otra vida de El Greco».

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