Acude a depilarse y acaba tatuada y abrasada

La empleada de un centro de depilación láser de Zaragoza acaba de ser condenada a indemnizar a una clienta con casi 10.000 euros, por las aparatosas quemaduras que le provocó y que le ocasionaron, en la práctica, involuntarios tatuajes allí donde su piel quedó socarrada.

Ocurrió en septiembre de 2013 y el caso, que llegó a los tribunales por vía penal, ha sido resuelto ahora. Según el fallo judicial, la empleada que provocó el desaguisado deberá abonar a la clienta en cuestión 9.750 euros: 8.643 euros por las lesiones en sí, 789 por las secuelas -que aún arrastra- y 318 euros en concepto de devolución del precio que la usuaria pagó -por adelantado- para someterse a cuatro sesiones de depilación.

Según ha desvelado Heraldo de Aragón, el proceso judicial ha permitido conocer que la trabajadora en cuestión estaba contratada en ese establecimiento como recepcionista, pese a que las funciones que tenía encomendadas incluían tratamientos con láser.

De la indemnización tendrá que hacer frente ella tras haber sido condenada por imprudencia leve, pero si no la abona deberá hacerse cargo del pago, subsidiariamente, el propietario de la clínica y la compañía con la que tiene contratada una póliza de seguros para cubrir su actividad.

A la clienta no solo le ocasionaron quemaduras, sino que éstas le quedaron tatuadas. El motivo: la utilización de un lápiz para señalar la zona de sus piernas que iban a ser depiladas, un lápiz de color marrón que está contraindicado para el láser, porque el pigmento absorbe el calor, eso hizo que abrasara la piel y, además, que los quemazos incrustaran los pigmentos -de la que a la clienta aún le quedan restos casi cuatro años después, pese a los tratamientos a los que se fue sometiendo para curar sus lesiones-.

El tratamiento al que tuvo que someterse para curar las heridas fueron largos y costosos. Según la misma sentencia, fueron necesarios nueve meses de recuperación.