Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en una reunión en junio de 2015 para hablar de su fallida coalición
Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en una reunión en junio de 2015 para hablar de su fallida coalición - ÓSCAR DEL POZO
POLÍTICA

El posible pacto con IU reabre la guerra entre Iglesias y Errejón

El PCE exige a Garzón, amigo de Iglesias, «no pasar a ser un círculo más de Podemos»

MADRID Actualizado: Guardar
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El buen horizonte electoral que, si se repiten los comicios, aguarda a IU ha abierto un debate de imprevisibles consecuencias en Podemos. La última encuesta de GAD3 para ABC deparaba un salto a la coalición de sus actuales dos escaños a once. La formación morada, que abortó antes del 20-D el acercamiento a Alberto Garzón, amigo personal de Iglesias, se plantea ahora retomar el diálogo con el objetivo de amortiguar su probable desplome electoral. Lo confirmó el líder de Podemos: «Creo que tengo que hablar con Garzón. Es difícil, es complejo, pero creo que nos debemos esa conversación», dijo.

Sin embargo, no todos piensan lo mismo en las filas populistas. «Como en la relación con el PSOE -apunta un miembro de la dirección de Podemos- también hay dos líneas contrapuestas entre Iglesias y su número dos, Íñigo Errejón. Hace unos días lo debatimos sin que hubiera acuerdo, pese a que Ada Colau le insiste a Pablo que concurramos juntos para conseguir desbancar al PSOE como segundo partido».

Lo cierto es que en esas reuniones, según las mismas fuentes, el portavoz parlamentario, que no se fía de Garzón ni de que tenga fuerza suficiente dentro de la coalición, «volvió a exigir que cualquier acuerdo sea a base de la confluencia con IU y nunca de la fusión de ambos grupos». En sus palabras: «Hay que evitar una sopa de siglas». Iglesias, partidario sin embargo de la coalición con Garzón, se inclinó por aplazar el debate hasta ver si se disuelven definitivamente las Cámaras. Pero los plazos corren en su contra y obligan a que la decisión esté tomada antes de mediados de mayo, límite para registrarse como coalición.

Nadie en Podemos es capaz de aventurar el resultado de este nuevo rifirrafe entre Iglesias y Errejón. Sí coinciden dos líderes de la formación en que «la posición de Íñigo se debilitó con el cese de su persona de confianza, Sergio Pascual [al que el secretario general fulminó hace un mes], por lo que tiene menos peso para exigir que no haya acuerdo preelectoral con Garzón».

Debate también en IU

Dentro de IU, antiguos dirigentes como Cayo Lara o Gaspar Llamazares son abiertamente contrarios a la disolución de la coalición, que tocó techo con Julio Anguita en 1996 cuando obtuvo 21 escaños y 2.600.000 votos frente al millón de sufragios y dos escaños cosechados hace cuatro meses.

Además de los antiguos coordinadores -Llamazares acaba de reclamar a Garzón que «no nos dejemos liquidar»- el PCE, fundador de IU, también se ha mostrado crítico con «pasar a ser un círculo más de Podemos», según asegura su secretario general, José Luis Centella. Y el malestar se extiende a la vieja guardia que integran muchos de los responsables de IU-Madrid que se enfrentaron con Garzón.

En mayo, la coalición celebrará una Asamblea Federal en la que el candidato de IU intentará hacerse con el control e imponer sus tesis de convergencia con Podemos. Sus críticos anuncian que le plantarán cara. No obstante, también Garzón impone sus condiciones a Iglesias: que esa alianza se lleve a cabo en todo el territorio nacional, y no dependa de los acuerdos alcanzados en cada Comunidad, y que él integre la lista por Madrid en un puesto destacado. Todo lo más que logró (y rechazó) en diciembre pasado fue que le ofrecieran entrar por debajo del número 10 de la candidatura que encabezó su amigo Pablo Iglesias.

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