Galicia revive un nuevo drama en las vías

Al menos cuatro personas han fallecido y varias han resultado heridas en la mañana de este viernes tras descarrilar un tren de pasajeros en el término municipal de O Porriño (Pontevedra). El accidente tenía lugar en el momento en el que el convoy se encontraba entrando en la estación de la localidad.

El drama en las vías vuelve a azotar a una comunidad que hace poco más de dos años sufrió otro fatal accidente que dejaba 80 fallecidos y 300 heridos. El peor accidente ferroviario de la historia reciente de España.

En aquella ocasión, un tren Alvia con destino a Santiago y procendente de Madrid, descarrilaba en una curva situada a unos tres kilómentros de la ciudad compostelana.

Aquel lugar, la «curva de A Grandeira», en Angrois, se ha convertido para muchos en un lugar de peregrinación.

Los ramos, las flores y algún que otro mensaje señalan la zona cero del descarrilamiento. Muchas víctimas decidieron no regresar nunca a ese lugar; otras lo hacen cada año, en el aniversario de la tragedia, porque sienten que allí volvieron a nacer. Hay padres, hermanos e hijos que vuelven a la vía donde perdieron a sus familiares; vecinos que no han logrado olvidar.

La hipótesis del exceso de velocidad fue la cobró mayor fuerza a la hora de explicar el accidente: según las cajas negras el convoy tomó una curva cuyo límite era de 80Km/h bastante más acelerado, a una velocidad de entre 153 y 184 km/h.

Como consecuencia, Adif y Renfe decidieron poner en marcha una investigación de sus protocolos de seguridad. Así, en los días siguientes al siniestro, Adif instaló señalizaciones en la vía y balizas de seguridad en los últimos kilómetros de aproximación a la curva.

Por el momento, en el caso del accidente de O Porriño, no hay una explicación acerca de las causas de este siniestro, que ha tenido lugar tras superar un paso a nivel. Sin embargo, algunos viajeros hablan de haber sufrido un «frenazo fuerte». De los seis vagones, han volcado los dos primeros. Adif ha abierto ya una investigación para determinar las causas.

Hoy, al igual que en 2014, personas anónimas han sido las primeras en acudir a ayudar en el rescate junto a los servicios de emergencias. Los rostros están desencajados, y son muchos ya, los que vuelven a sentir descarrilar su ánimo.